Opinión

¡ESTIMADOS Y DESATENDIDOS ALCALDES!

Os comprendo y entiendo, como uno más de vosotros. Desde la constitución de los Ayuntamientos democráticos ?¡y ya va en la treintena!-, habéis sido los artífices de que la democracia municipal haya ofrecido la mejor política. Ya quisiera la política que se desarrolla en los ámbitos autonómicos, estatales, europeos, disponer y conceder los atributos de la política local. Quizás, las constantes reivindicaciones y demandas de la ciudadanía de la 'política de calidad', haya conseguido mucho de eses atributos. No en vano la cercanía, transformada en inmediatez; la transparencia, austeridad y participación son cualidades inherentes de la política local, pero que vosotros, los alcaldes, fuisteis partícipes activos de este buen hacer político en aras de los vecinos.


Ya lo he constatado en más de una ocasión, alcaldes: habéis ocupado la centralidad en la resolución de problemas y en la prestación de servicios a la ciudadanía; pero no habéis ocupado idéntica centralidad en la financiación de esa actividad. Es por ello que la gestión desempeñada se agranda aún más. Pero ahora, más que en ninguna otra ocasión, si damos un diagnóstico, éste es que no gusta nada la orina del niño, mire con el color con el que se mire. Analizando los deshechos, por mal planificados, de la política que el gobierno de España ha propiciado, me entero que presionáis a ese gobierno para que se os permita aplazar la devolución al Estado, de esa cantidad que vosotros ni pajarera culpa tenéis. ¿O no se tararea lo de Santa Rita, Santa Rita? lo que se da no se quita? Y como las desavenencias nunca vienen solas también se os prohíben ?ya os daríais cuenta que, la nueva turba ¡progresista!, no le hace caso alguno a lo de prohibido prohibir- suscribir créditos durante el próximo año. Sólo falta que vengan los del gobierno y que al fin digan se cierra el quiosco, lo hacemos nosotros, que como nosotros ninguno. ¡Creerme que puede ser así, alcaldes!, el gobierno no ve vuestra realidad, porque se cree que la única realidad es el mismo. Y no hurguéis ?como dejó dicho Goethe- en los fenómenos, que ellos mismos son su propia lección.


Qué pena, desasosiego? y ¡desolación!, alcaldes. Expresiones fruto de la frustración y desconsuelo, por no ser precisos allí donde le harías falta al gobierno para aprobarle los presupuestos. ¡Si de vosotros dependiera! El presidente acepta hablar de más autogobierno -¿quien dudó de la conveniencia de no encontrarse en el momento propicio?- con el PNV para salvar los presupuestos; que es decir salvarse él mismo. No os creáis, no, que los nacionalistas vascos sólo van a salir con rositas de la ocasión. La tienen más que pintada, ¡hay disposición de Zapatero!, y cuando éste está decidido no hay austeridad que se predique. ¿Y alguien atisbó que, vuestra exigida devolución sin prórroga, pueda servir de moneda de cambio? Lo que interesa es ir tirando, ¡y tirará!, 'e a vaquiña polo que vale', siendo la devolución imprescindible ante lo que se avecina.


Por eso mismo predice Zapatero: ¡hay voluntad!, con los nacionalistas vascos. Aunque no dice ni mú, ante vuestra petición de aplazamiento. Es que no le interesáis para este invite, no siente vuestra necesidad, ni? falta que le hacéis. Ahora sí: para los vasallos afligidos les será igual que el gobierno se equivoque por ignorancia que por malicia. ¿Y si es por necesidad? La inteligencia fue concedida al hombre para dudar, pero no dudéis de la ahora vuestra nula prescindencia. ¿Será capaz, algún condenado, de romper la caja única de la Seguridad Social? Al tiempo y hablaremossss?

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