De rostros, espejos y almas

Todo un clásico de Cicerón: el rostro es el espejo del alma, y los ojos, sus delatores. Este aforismo nos transporta a “Los ojos sin rostro” (1960) de Georges Franju, un hito en la cinematografía europea del género fantástico. Con excelente maestría nos presenta la historia de un brillante enajenado cirujano parisino que secuestra jóvenes muchachas para tratar de reconstruir la belleza de su hija, malograda en un trágico accidente del que se siente personalmente culpable. En 2011, esta misma línea de ficción, Pedro Almodóvar rodó “La piel que habito”, a la que algunos críticos se han atrevido a acusar de plagio de la estadounidense “Victim” (2010) de Matt Eskandari y Michael A. Pierce. Cinefilia aparte, desde que se realizó con éxito el primer trasplante de cara en noviembre del 2005, en el Complejo Hospitalario Universitario de Amiens (Francia), hasta septiembre de 2023, en el mundo se han realizado 50 intervenciones de este tipo, en 18 hospitales de 11 países. Y aunque pudieran parecer muy pocas debemos considerar diversos factores, como la máxima complejidad quirúrgica que requiere operaciones de entre 15 y 20 horas, realizadas por equipos multidisciplinares de expertos, en centros con una gran infraestructura y con experiencia contrastada, para que piel, músculos, lengua, glándulas, arterias, venas, nervios y grasa pasen de un donante a un receptor, víctima de un caso extremo donde no cabe ninguna otra opción terapéutica. Pocos se acordaran ya de Isabelle Dinoire, la paciente que recibió un trasplante parcial de cara, la nariz, boca y barbilla que antes pertenecieron a Marilyne Saint-Aubert. La historia de ambas mujeres es también la de las tribulaciones del alma. Isabelle había sufrido una caída accidental en su domicilio, después de haber ingerido una sobredosis de somníferos. Tania, su perra mestiza de raza labrador, desesperada por reanimarla, le destrozó la cara a arañazos y mordiscos. Por su parte, Marilyne permanecía en muerte cerebral después de un intento de suicidio mediante ahorcamiento. Pero si esta historia no es lo suficientemente truculenta, la perra causante de las atroces heridas fue sacrificada. En realidad, la mayoría de los pacientes subsidiarios de un transplante de rostro han sufrido accidentes catastróficos, como descargas eléctricas, quemaduras, exposición a sustancias caústicas o disparos. Otros tienen enfermedades que les provocan deformaciones terribles, sometidos sin resultado a múltiples cirugías previas. En España, en agosto de 2009, el cirujano Pedro Cavadas dirigió el primer transplante parcial de cara en un paciente de 44 años con la cara destruida por la radioterapia, consiguiendo buenos resultados estéticos y funcionales. Actualmente fallecido por otras causas, su nombre permanece en el anonimato.