Opinión

Los bajos fondos europeos

El juego es el siguiente. Forma parte del guión de algunos programas de entretenimiento en televisión. Al político invitado se le muestran una serie de siluetas que se corresponden a otros tantos políticos y se le somete al difícil trance de responder: ¿Con quién te irías de fiesta?, ¿a quién confiarías las llaves de tu casa?, ¿y para planear un atraco? …

Les plantearía ahora el siguiente pasatiempo. Imagínense que les pongo delante la figura de Amancio Ortega junto con la de Alberto Garzón y les pregunto: ¿A quién de los dos confiarían 9 millones de euros para invertirlos en un proyecto empresarial? No sé ustedes, pero yo lo tendría bastante claro. Tendría ciertas dudas en la capacidad que pueda tener un político para generar riqueza y valor a partir de ese capital. Pues con el mismo recelo me pregunto si hay alguien que pueda estar razonablemente tranquilo cuando se espera que sean los políticos quienes se encarguen del reparto de nada menos que 70 mil millones de euros para la para la recuperación de la economía española post COVID. Esta sería el primer y más importante escrúpulo que me asalta como ciudadano español.

La amenaza se acentúa cuando son los propios políticos quienes no se fían unos de otros y se pelean entre sí por cómo van a atribuirse las competencias en el reparto del primer montante de 9 millones de euros. Isabel Ayuso ha denunciado a Sánchez ante los tribunales por la manera “arbitraria” con la que se han repartido con respecto a su Comunidad y en beneficio del País Vasco, Extremadura y Comunidad Valenciana. Feijóo no descarta por su parte secundar a la presidenta madrileña si percibe “menoscabo” en el reparto de los fondos europeos. Toda una declaración de intenciones por parte de quienes anteponen sus criterios ideológicos a los que debieran ser rigurosamente económicos.

Por su parte, el tejido empresarial es optimista y esperan una evolución favorable de la economía en 2022 a pesar de las tensiones inflacionistas y los atascos en los suministros mundiales de componentes. Es de agradecer que lo sean, ya que son los empresarios los que arriesgan su patrimonio para generar riqueza y progreso. Sin embargo, no dejan de estar preocupados por la ideologización, burocracia y lentitud en el reparto de los fondos de la UE; o que estos recaben en proyectos improductivos cuyo único atractivo es que estén subsidiados políticamente. De momento, es el país europeo que menos fondos europeos ha ejecutado en 2021. Hemos empezado muy mal. Seguimos mal cuando Moncloa ha vetado a medios de comunicación en un “briefing” sobre el reparto de los fondos celebrado el pasado martes. ¿Qué tenemos que temer?

Que disfruten con salud de lo votado.

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