Opinión

El discurso imposible

Confieso que la semana pasada me tragué, mea culpa, el tedioso y aburridísimo Debate del Congreso de los Diputados (es obvio que yo no tenía cosas mejores que hacer aquel día salvo perder el tiempo).

Y viéndolo recordé una cosa que me pasó a finales de los ochenta en Madrid. Una gran agencia de publicidad me pidió un trabajo de diseño gráfico como freelance. Aunque yo era buen diseñador gráfico y me encargaron el proyecto por eso, también me lo pidieron, así me lo dijeron, porque yo era gallego y suponían que podría diseñar algo que le gustaría más a su cliente que también era gallego.

La agencia tenía, se supone, contactos de alto nivel con ese posible cliente que era la Caja de Ahorros de Pontevedra. Yo tenía que diseñar un nuevo logotipo y algunas piezas de una futura imagen corporativa del banco, que la agencia utilizaría en la campaña publicitaria que querían venderle.

Por supuesto me lo tomé en serio y trabajé a fondo. Además me iban a pagar lo usaran o no. No lo usaron. 

El logotipo que tenía entonces la Caja de Ahorros de Pontevedra como otras cajas de ahorros, era una especie de hucha anticuada con forma de globo terráqueo con sus paralelos y meridianos en blanco y negro, y con una moneda en la parte superior.

Yo hice un diseño muy moderno, una concha de vieira plana, azul celeste, casi minimalista, sobre fondo blanco. Era una preciosidad (ya saben ustedes que no tengo abuela). Cuando lo presenté en la agencia a los creativos que me habían encargado el trabajo dijeron: ¡Coño, pero eso es como el logotipo de la Shell! 

Me quedé alucinado. Defendí mi trabajo claro, pero no pude evitar pensar que aquellos engreídos cuya cultura visual se reducía a anuarios internacionales de diseño gráfico, eran unos imbéciles. El logo de la Shell es amarillo y rojo y con las alas de la concha hacia abajo. El mío no tenía nada que ver. Era azul, con las alas de la concha hacia arriba y no se parecía en absoluto al de la Shell. Ni de lejos.

El debate del congreso me recordó esta historia. Porque yo en aquel momento no tuve la habilidad ni la furia para responder correctamente a aquellos ignorantes. Y en los debates del congreso sueño con ver alguna vez a un diputado gallego del BNG, del PSOE, del PP o del partido que sea pero gallego, soltando el discurso imposible que yo imaginé después de aquello y me hubiera gustado haberle dicho a aquellos dos idiotas.

“Señorías: ustedes vienen aquí a hablar solo de lo suyo. Sánchez de Europa, Baldoví de Valencia, Rufián de Cataluña, Aitor Esteban del País Vasco... y así. Pero ¿saben? nosotros, los gallegos, ya grabábamos conchas de vieira en piedra y las dibujábamos en pergaminos mil años antes de que ustedes bajaran del árbol y vieran una puta concha de Shell en un libro o en una gasolinera.”  

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