Opinión

En abril, ganancias mil

Contra viento y marea, la bolsa española se ha revalorizado un 4,27% a lo largo del primer trimestre del año; porcentaje que ni en depósitos a un plazo cuatro veces superior se encuentra ya en el panorama bancario nacional. Y que tampoco proporcionaría el bono español de referencia, el emitido por el Tesoro Público con vencimiento a 10 años, hoy cotizando al 3,228%. En la práctica, aquella rentabilidad coincide con la suma de la cosechada durante las seis últimas sesiones del mes de marzo (4,31%), una vez relajada la tensión geopolítica desatada entre Occidente y Rusia a cuenta de Crimea, y una vez “descubierto” que el temido aterrizaje de la economía china afecta, de momento, al sector privado en un país con un descomunal sector público. Lo que pone de manifiesto que la renta variable es, hasta ahora, el producto financiero estrella del ejercicio. Y que los más rezagados están a tiempo de disfrutar de igual ganancia que los más madrugadores.

Así las cosas, ha dado comienzo un mes tradicionalmente alcista, como viene siendo el de abril. Y lo ha hecho, además, de manera inmejorable: con subidas casi generalizadas; con buena parte de los blue chips rompiendo al alza sus zonas de resistencia; y con Mario Draghi demostrando que basta con transmitir su firme disposición para tomar medidas monetarias drásticas para -quizá- no llegar a verse en la obligación de adoptar ninguna, como ya ha sucedido en otras ocasiones. Y proporcionando, en cualquier caso, el catalizador que faltaba para sumar determinación, volumen y fuerza al reconfortante cierre trimestral.

La tendencia de fondo sigue siendo, pues, positiva en los parqués. De manera preferente en sectores cíclicos, como los ligados a la recuperación del empuje industrial (ArcelorMittal y Duró Felguera forman parte de todas las apuestas), a la reactivación de los flujos de crédito (con la banca mediana al frente del avance anual) e, incluso, a un negocio proscrito como el inmobiliario que, tras innumerables refinanciaciones y reestructuraciones de deuda, parece asistir a un cierto resurgir. Sumemos la escasa competencia de otras alternativas de inversión: los procesos de normalización de tipos de interés suelen ir acompañados de subidas bursátiles. Y las buenas sensaciones que proporciona el entorno macroeconómico; fiel reflejo de una economía mundial que afianza, poco a poco, su crecimiento y que terminará por reflejarse, más pronto que tarde, en las cuentas de resultados de las compañías cotizadas y en la generosidad de sus políticas de retribución al accionista.

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