Opinión

DESEMPLEO Y MOROSIDAD

La lectura anual de la última Encuesta de Población Activa (EPA) arroja resultados aparentemente contradictorios que, por no serlo, sirven para reforzar los hilos argumentales de Gobierno y oposición, y añadir más leña al fuego de una reforma laboral todavía incompleta, según advierten desde Bruselas. Así, pone de manifiesto que se ha reducido el paro por vez primera desde 2007, en unos 69.000 desempleados. Y que también ha disminuido, paradójicamente, el número de ocupados, en unos 198.900 efectivos. Ambos resultados son posibles por el descenso del número de españoles en edad y condiciones de trabajar y, en consecuencia, por el descenso de la tasa de actividad: como consecuencia del calendario demográfico, la emigración y, en general, la desesperanza, la población activa española es hoy inferior a la registrada hace un año en unas 267.900 personas; tantas como todas las que pueblan la ciudad de Gijón. Llegados a este punto no podemos sino concluir que la evidente mejoría macroeconómica que, desde hace meses, ha dado impulso a 'los mercados financieros' se resiste a pie de calle, donde pesan como una losa la tasa de paro, anclada en el 26%, y la creciente parcialidad, temporalidad y, en general, precariedad del empleo.


Esta divergencia entre las previsiones de la economía española, que paulatinamente se van conociendo y corrigiendo al alza, y la percepción popular de crisis encuentra su máximo exponente en los balances bancarios. Recién iniciada -con Bankinter y Sabadell- la ronda de presentación de resultados correspondiente a 2013, asistiremos a una serie de magnitudes que pondrán de manifiesto que, en un entorno macroeconómico tremendamente inestable, el sistema bancario resultante de la reestructuración y resolución de entidades financieras cuenta con mayores niveles de rentabilidad, eficiencia, productividad, liquidez y solvencia. Pero también con una mayor proporción de su cartera de crédito en calidad de incumplimiento. La tasa de morosidad, que mide la calidad crediticia de una economía, y que guarda una extraordinaria correlación con el ciclo y -aún más- con la tasa de paro, supera a día de hoy el 13%. Porcentaje que equivale a la mitad de la tasa de paro, cumpliendo con una regla no escrita que establece esa correspondencia entre ambas. Y que en España es posible gracias a la constitución de Sareb; esa especie de alfombra inmobiliaria bajo la cual se barrieron unos 50.781 millones de euros.

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