Opinión

Otro indicio más...

Cuando apenas se atisban los primeros indicios de una todavía tímida recuperación, tras un lustro largo de letargo, el Banco de España ha sorprendido al situar el ahorro financiero neto de las familias españolas -1,044 billones de euros a finales de 2013- en su máximo histórico. Con un crecimiento interanual del PIB del 0,5% y una tasa de paro que, no obstante los cambios metodológicos, se mantiene por encima del 25%, la diferencia entre los saldos en efectivo, depósitos, acciones y otros activos y valores financieros y el saldo vivo de los préstamos de hogares e instituciones privadas sin fines de lucro de nuestro país equivale ya al 102% de lo producido a lo largo del último ejercicio.

De los datos divulgados en las Cuentas financieras de la economía española se infiere que tres cuartas partes de esa mejora guardan relación con la recuperación de los mercados financieros; fundamentalmente de las bolsas de valores, en máximos de los tres últimos años en España gracias -entre otros factores- al retorno de lo que hasta hace poco era especulación y ahora llamamos ahorro. Y que el cuarto restante es resultado de un proceso, incentivado por un entorno de tipos de interés en mínimos históricos, de amortización y cancelación de deuda; reducida en cerca de 55.000 millones a lo largo de un año, y en algo más del doble desde 2010.

Apuntamos, en resumidas cuentas, tres conclusiones de interés. La primera, que los dos factores que, a grandes rasgos, explican el movimiento de fondo de esa regeneración de la reserva financiera nacional benefician a las familias de mayor renta disponible, menor endeudamiento y mayor disponibilidad y capacidad para asumir riesgos. No es este el caso de las menos favorecidas, con un margen de maniobra financiero todavía exiguo a pesar de haber ajustado o -aún más- sacrificado su gasto en consumo. La segunda, que la mejora de la riqueza financiera neta ha permitido paliar, aunque sólo parcialmente, el deterioro que -también en 2013- sufrió de la riqueza inmobiliaria, que es el destino preferente de tres de cada cuatro euros que se ahorran en nuestro país. Y, en consecuencia, elemento sin el cual no es posible interpretar el patrimonio neto de las familias españolas. Y tercero, que sumamos un nuevo indicio que confirma la recuperación de la economía española.

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