Opinión

Arte Mud y amigos amueblan

Reinician su maquinaria expositiva las galerías-trasatlántico de la ciudad. Las salas del Centro Cultural y del Museo Municipal llaman la atención de los visitantes con nuevas exposiciones de manera escalonada desde comienzos de septiembre. Las hay que mantienen aún la muestra del mes central del verano, caso de la sala Valente, Visol o la colectiva de las Vellas Escolas de Ambía, de la que tratábamos en nuestra crónica anterior. Lo que reseñamos por la buena noticia de su entrada en el circuito expositivo provincial. Ya lo está, en cambio, desde hace más de un año, la Fundación Risco de Allariz, con fuerza y acierto desde que el Colectivo ‘Arte Mud’ eclosionara con sus acciones.

El amplio y variopinto grupo ha venido presentando en ella sus obras, asociándose dos o tres de ellos, en ocasiones, para un proyecto; ofreciendo la sala a otros artistas en otras, lo que contribuye a la amplitud del abanico, dinamismo que es una de sus características. Para esta ocasión, de nuevo, cómo habían hecho en ‘Arre Demo!’, a comienzos de año, se juntan varios con invitados para realizar “Mobília. Amoblar os baixos dunha fundación’: un hábitat interior a modo de vivienda en el edificio de la Fundación, o como dicen, una instalación artística en clave mobiliar. La concepción del proyecto es de Manolo Figueiras, Seo (Antonio Fdez. Seoane) y Jesús Costa. Ellos son los gestores y ‘conceptores’ (sic) del constructo resultante, en el que late el legado intelectual de Hermann Hesse. En las paredes se incluyen letreros tomados de El lobo estepario, novela del autor y pintor suizo de origen alemán, mensajes en la línea del dadaísmo imperante entonces para un ‘Teatro Mágico -sólo para locos-’, con letreros en puertas como ‘Decadencia de Occidente. Precios reducidos. Todavía insuperada’. Mas es el espíritu estético de Kurt Schwitters y sus Merzbau -Merz o el nuevo arte que anhelaba-, el que lo invade todo: entonces era un reflejo del mundo que había que reconstruir tras la Gran Guerra,… mas ahora es el habitar ¡y amueblar!. En ello nos parece observar el dictum de la premisa de la repetición de la historia, primero como tragedia y luego como farsa. Surge así desde el hall la cocina-obrador, el dormitorio, la sala-estudio, el aseo, en un espacio continuo o apartamento abierto a la americana, con las obras de Jorge Varela, Antonio Soria, Xaime Piñeiro y Xavier Cuiñas. Con ellos, Jorge Díaz, Javier Varela, Rosendo Cid y José Carlos Seoane. Son artistas en los campos de la escultura y pintura, cerámica, collage y fotografía. 

A ellos se unen Mauro Trastoy y Lelédacuca con el mobiliario de creación, unas singulares lámparas, con lo que se completa el abigarrado y poético conjunto buscado por los organizadores. El contemplador deambula por el barroquizante espacio, áreas frías y cálidas, en las que puede sentarse o tocar, pues los cuadernos caligráficos de Seo y Figueiras piden ser hojeados… En el recuerdo de María Chenut el verano pasado en el Centro Cultural. 

Son, todas, instalaciones que otrora fueron vanguardia y que entre nosotros lo son aún...

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