Opinión

Doctor en Valdeorras, Alaska

La vecina enfermera salió del ascensor con un cabreo de supositorio. “¿Te puedes creer que hayan quedado plazas de Medicina de Familia por cubrir?”, se desahogó sin mediar saludo. Semanas antes se había quejado de la preferencia de los mir para desarrollar su vida laboral y poner en práctica los conocimientos adquiridos en una carrera muy dura. Las especialidades más demandadas entre la nueva hornada de galenos son Plástica, Dermatología y Oftalmología. “Con este dato te das cuenta de que lo que prima ahora son los ingresos y comerte el menor número guardias posible. Me río del juramento hipocrático”.

El Ministerio de Sanidad abrió desde ayer y hasta el mediodía del jueves una convocatoria extraordinaria del Mir 2023 para cubrir las 202 plazas de Medicina Familiar y Comunitaria que han quedado vacantes de las 8.550 ofertadas. Son las únicas que no han podido ser adjudicadas. De estas plazas, 55 están en Castilla y León, 39 en Galicia, 36 en Cataluña, 27 en Extremadura, 18 en Navarra, 15 en Aragón, 6 en Asturias, 4 en Cantabria y 2 en La Rioja.

Galicia es la segunda autonomía con más disponibilidad a la que podrán presentarse los aspirantes que no han logrado destino en el procedimiento ordinario. A pesar del refuerzo en Atención Primaria por 168 nuevos mir, de las 202 plazas concedidas quedaron libres 20 en  Lugo, 5 en Ferrol y 14 en el área sanitaria de Ourense, Verín y Valdeorras.

Se trata de un dato más que indica la preferencia de las nuevas generaciones para vivir con el ajetreo de una ciudad. La cacareada intención de retornar al campo se fue como la pandemia. Ni siquiera la disponibilidad para ejercer de médico de familia en Cataluña obedece al escollo chupado de la lengua para alguien que se ha aprendido cada órgano del cuerpo, sino a que son plazas en poblaciones del interior alejadas del Mediterráneo que ya les gustaría el movimiento de Celanova. En la década de los 90 triunfó en televisión la serie ‘Doctor en Alaska’ en la que Joel Fleischman asumía la consulta del pueblo de Cicely con un cabreo hasta el  fonendoscopio hasta que Maggie O’Connell y la increíble vida en pequeña aldea atrapaba a un neoyorkino estudiado. Hubo una generación que deseó vivir en Alaska. Valdeorras o Verín parece igual de lejos.

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