Opinión

"Hoje trabalhei como um galego"

Los colegas de la redacción del "Jornal de Noticias" de Porto acostumbran a despedir una tediosa jornada de curro con una frase lapidaria: "Hoje trabalhei como um galego". Grandes clásicos de las letras como Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, Tirso de Molina o Miguel de Cervantes han aguijoneado en sus escritos a los gallegos de Galicia, especialmente porque nunca se escaqueaban del trabajo y por menosprecio a la que llegó a ser la segunda lengua más importante de Europa en plena Edad Media.

Convenían que "el gallego ha venido al mundo para descanso del animal" y otras barbaridades que aireaban en sus textos. Han pasado siglos, pero parece que esta opinión no ha quedado desfasada. Según un estudio realizado por Adecco, Galicia es la tercera comunidad con más horas efectivas trabajadas, sólo por detrás de Madrid y Castilla-La Mancha. La autonomías que más se escaquean en el curro son País Vasco, Navarra, Castilla y León y la Rioja. Además, el Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que Galicia también es la tercera comunidad con los sueldos más bajos, tras Canarias y Extremadura. Y siguen bajando.

Mientras el coste laboral medio en Madrid es de 2.981,6 euros por trabajador y mes), País Vasco (2.883,9 euros), Cataluña (2.632,5 euros) y Navarra (2.571,8 euros), en Galicia es de 2.170,28 euros, 811 menos que el salario de un madrileño y 304 inferior a la media nacional. Curiosamente en el País Vasco y en Navarra la soldada alta contrasta con la poca efectividad de las horas en el tajo.

Los gallegos, según la imperante doctrina de la austeridad, somos unos tipos muy productivos. Rendimos como el que más y cobramos como el que menos. Negocio redondo para cualquier empresa, como bien apreció el pillín de Amancio Ortega. "Hay que trabajar con esto para alimentar esto sin mover esto ni esto", comentó un hombre que secretamente era un sabio mientras se llevaba respectivamente la mano a la cabeza, la boca y a los dos hombros. Según el catedrático Antonio Grandío Dopico, hay una excelente hornada de jóvenes talentos empresariales que permiten contemplar el futuro con cierto optimismo. Es una excelente tribuna para no caer en el desánimo. Algún día quizá digan: "Hoje ganhei como um galego".

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