Opinión

El 'horario Mariano'

Algún medio madrileño se dio prisa en darle con saña a la tecla porque Mariano Rajoy se reunió con el rey Felipe para comunicarle la composición del nuevo Gobierno a las seis de la tarde. "Mucha palabrería con la conciliación y así no hay manera", rezongaron con razón los periodistas avispados mientras afilaban el lapicero porque ni en  Zarzuela ni en Moncloa había agenda pública previa. Es normal que en Europa nos tomen a coña y hagan cola para venir a rascarse la panza. Mientras por aquellos pagos estaban con el lingotazo previo a meterse en el catre, por aquí comenzábamos a dedicarnos a los asuntos que se presuponen serios después de cinco días de reflexión. Las copas se pimplan cuando Cenicienta ya está en el catre y lo importante se afronta si no existe la mínima posibilidad de dejarlo para mañana. Resulta increíble que no nos hayamos acostumbrado ya al horario Mariano. Con un comunicado desveló el nombre de los ministros y, ya si tal, comparece hoy, que a las nueve echaban un Ajax-Celta. 

A los que han sufrido a Lendoiro, expresidente del Dépor y de la Diputación coruñesa, les habrá parecido un horario tempranero. Había días que llegaba al despacho por la tarde y al club aún más tarde. Siempre cumplió con sus obligaciones, algunas con más suerte que otras, pero de fútbol sabía tanto como el que lo inventó y los títulos no se los quita nadie, como a Rajoy la presidencia. 

Pero pasemos a los cambios gruesos, que los tiempos 'marianos' son contagiosos. El presidente se cargó a Fernández Díaz y a Margallo por la verborrea y sus maneras, sobre todo del primero, más que cuestioanables; al insípido Morenés, quizá por su pasado en la industria militar; y premió tibiamente a De Cospedal con  Defensa. Lo demás todo sigue igual o parecido. De Guindos y Montoro continúan manejando la economía, con Álvaro Nadal de mediador en la cartera creada de Energía y Turismo. Báñez repite en Empleo y Catalá en Justicia. Sáenz de Santamaría es menos vicepresidenta sin la portavocía, que asumirá el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, pero a cambio tendrá que bregar con el independentismo. El alcalde de Santander dirigirá Fomento, el exregidor de Sevilla, Interior, y la catalana Dolors Montserrat, Sanidad. Como gallego sigue Mariano. 

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