Opinión

El semáforo y la entrevista

Las dos parejas se cruzaron en el semáforo a la espera de que el muñeco cambiase a verde. Cuando estás a punto de pisar la hora en la que se corre el riesgo de no llegar al cierre y no has encontrado tema para llevar al folio, siempre queda el flotador de poner la oreja y robar alguna conversación por la calle. Son más interesantes que muchas prédicas en las tribunas parlamentarias y el personal estos días le presta tanta atención a la política como los espectadores de un partido de fútbol al toque de los jugadores suplentes durante el descanso.

–¿Cómo era aquello que se decía la pareja en la que él tenía un grave problema visual y ella sordera después de charlar con unos amigos? –preguntó una señora para entretener el encuentro casual con cortesía. 

–¿Quiénes eran? Preguntó él. ¿Y qué decían? Respondió ella. 

Los cuatro rieron con ganas hasta que el semáforo les permitió seguir su camino. 

–Siempre me ha hecho mucha gracia, aunque nunca me acuerdo cuando se lo quiero contar a alguien –añadió la señora al despedirse de los conocidos. 

Quizá sea una anécdota real de consumo doméstico o un chiste de otra generación, pero la historia provocó una sonrisa a todos los que hacían turno en el semáforo. 

Hace casi dos décadas, este chófer de anécdotas compartió mesa en Vigo con el responsable de la ONCE en Galicia. Ciego total, dejó a los comensales con la boca abierta al anunciar los distintos pescados que servían los camareros mientras alguno intentaba la broma de cambiarle el plato. Demasiado olfato o poca pillería según se mire. 

Hace unos meses, uno de los presidentes de las instituciones estatutarias de Galicia –tampoco se trata de señalar– sugirió que la entrevista apalabrada para ese día con el periodista se podía hacer por teléfono a la mañana siguiente ya que le había surgido un compromiso de urgencia. A la hora convenida recibió la llamada y ante la primera pregunta interrumpió: "Me la podría usted deletrear y la voy apuntando porque estoy un poco sordo". En la libreta quedaban otras 23 cuestiones por formular. La entrevista se celebró a los dos días en persona. Escuchó bien y dijo mucho. 

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