La diligente gestora de la cuenta corriente telefonea cada poco tiempo para ofrecer todo tipo de cachivaches electrónicos y cacharrería que debe de ser tan útil como prescindible, pero para realizar una gestión bancaria viéndole la cara hay que pedir cita previa. Para hacer cualquier pago que supere los 1.000 euros hay que pasar por caja, bajo multa del 25% del importe a los que prefieran manejarse con sobre como Bárcenas, pero el 11,2% de la población rural española (705.733 personas) no cuenta con servicio bancario presencial, y el 23,3% (1,467 millones de personas) reside en municipios sin oficina. Son datos de un informe publicado ayer por el Banco de España, aunque parezcan de una asociación de consumidores encabronados con la banca. Y en el rural no reside precisamente rapazada acostumbrada a navegar por el magma digital y a sortear estafas. La lucha contra la despoblación se quedará eslogan. Para que la banca atienda de manera presencial a mayores y colectivos vulnerables el Gobierno tuvo que amagar con el BOE y ahora discuten el alcance de los beneficios extraordinarios.
Galicia sale bien parada en un informe. Suena a inesperado premio de una cubertería. En la tierra de la dispersión el 0,2% de la población (6.396 habitantes) carece de punto de acceso a servicios bancarios en su municipio. Sólo Canarias mejora el porcentaje. Sucede por el acuerdo entre la Xunta y Abanca para instalar cajeros automáticos. La entidad sostiene que el 59% de los municipios de Galicia no tendría oficina en caso de que clausurara su ventanilla, la única, en 141 concellos.
El informe coincide con la noticia del cierre del primer semestre del Santander con un beneficio de 4.894 millones, un 16% más, y con un incremento de los del Sabadell de un 78,1% hasta los 393 millones. El Banco de España apunta que aquí el sector cuenta con la mitad de trabajadores que la media de la Eurozona en relación con el número de sucursales, y que somos el país que menos transacciones realiza por cajero y con menos empleados por oficina, que atribuye a la dispersión de la población. En vez de atender a la clientela, la banca dedica licenciados a labores comerciales que te venden una alarma, un seguro o un móvil. La gestión en el banco ya la haces tú.
