El lugar elegido es el terreno que ocupó la antigua estación de autobuses de O Pino y allí no se mueve un metro cúbico de tierra. Han pasado cinco años y en otras ciudades las obras están en marcha o los centros están para inaugurarse. Nada de eso sucede en Ourense, para variar.
La institución que preside Gonzalo Pérez Jácome, la misma que no paga la totalidad de las nóminas a parte de la plantilla, ha dado muestras más que suficientes de que todo esto también le viene ancho y no son capaces de facilitar los trámites para el inicio de las obras.
Todo esto es un poco lo de siempre en el Concello de Ourense. Para qué repetirse si a los ciudadanos y a la oposición estas cosas parece que les da lo mismo. Pues, a cantar la canción de Julio Iglesias, aquella que se titulaba “la vida sigue igual”.