La iniciativa privada ha acudido a salvar de las garras de la extinción a dos de las especies que están al borde de la desaparición, el trébol de cuatro hojas y el roble enano. Una proeza que se gestó en Ourense, con raíces en O Rexo.
Asegurar la viabilidad natural, la persistencia espacial, la difusión científica y la variabilidad genética de dos de las especies con mayor grado de amenaza de la flora española, como son la Marsilea quadrifolia (helecho acuático con forma de trébol de cuatro hojas) y el Quercus lusitánica (roble enano), ha centrado en los últimos cuatro años un proyecto de conservación desarrollado por el Centro para la Reproducción de Especies Amenazadas (C.R.E.A.) Félix Rodríguez de la Fuente de Ourense, con el apoyo económico de la Fundación Banco Santander.
El Ecoespacio de O Rexo (Allariz), en cuya charca ambiental fue introducida con éxito por primera vez en España la Marsilea por el C.R.E.A., fue el escenario de la presentación de los resultados de un trabajo en el que se han invertido 50.000 euros y mucho esfuerzo por parte del equipo multidisciplinar liderado por Antonio Estévez, director del centro ourensano, así como los profesores Manuel Pimentel, Elvira Sahuquillo y Emilio Carral. "Ourense es el oasis de estas dos especies, ahora nos toca extender el paraíso", resumía Estévez, quien ya se ha puesto manos a la obra para replicar los excelentes resultados obtenidos en el centro ourensano a otros lugares. Además de Allariz, en donde la Marsilea se mantiene de forma óptima desde hace dos años, han mostrado su interés por recibir muestras vivas para su introducción diferentes entidades madrileñas y andaluzas, además del Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán.
Multidisciplinar
Desde la Fundación Banco Santander, el asesor medioambiental Rafael Hurtado apuntaba ayer que esta recuperación surge de "la fructífera conjunción de ciencia, tecnología y trabajo casi artesano, para conseguir una combinación de lo clásico y lo innovador en los procesos de preservación del patrimonio natural".
El trabajo desarrollado en este tiempo ha incluido un conjunto de medidas de gestión destinadas a la protección de las poblaciones naturales existentes, pero especialmente un laborioso proceso de estudio y cultivo de ambas especies en el centro ourensano, que ha llevado consigo la puesta en marcha de diferentes construcciones.
"En el caso del roble enano, la tasa de germinación era pequeñísima, de un 10%, y logramos aumentarla hasta el 60%", resaltaba Estévez.
