Una comitiva integrada por 20 artistas profesionales y amateurs tomó ayer las calles y plazas de Puxedo, en Lobios, para plasmar, sobre el lienzo, la riqueza de este pueblo de montaña del Xurés y sus moradores.
Una serpenteante carretera es la carta de presentación de Puxedo (Lobios). Un pueblo en plena sierra del Xurés que en los últimos años se ha convertido en centro de interés turístico y mediático por las distintas intervenciones desarrolladas por los vecinos y la administración para la recuperación del patrimonio. Presumir de las obras que han sacado del olvido los molinos del río Mao, pero también las eiras, hórreos, lagares, fuentes o pajares ante artistas de toda Galicia motivó la jornada de pintura rápida al aire libre "Puxedo a Cotío".
Tras un primer contacto con el arte de la mano del grafitero Mon Devane, que recreó las imágenes del ciclo del pan y de algunos de sus protagonistas en las fachadas de los bloques de hormigón, ayer fue el turno para Manuel Carballeira, Eduardo Bahamonde, Pío Costa, Isabell Seidel o Sergio Ribeiro, entre otros. "Tenemos un patrimonio maravilloso y fantástico. Sitios como Puxedo merecen la pena ser pintados", aseguraba subido al alto de un alpendre Eduardo Bahamonde para retratar el skyline que bordea la aira da Cruz. A ras de suelo, y acompañada de su familia, Isabell Seidel escogía un marco de verde y piedra. "La restauración que están haciendo aquí es fenomenal", subrayaba.
No se libraron de salir en los diferentes lienzos lugareños como Rosa Paz, encargada de vigilar la cocción del pan, que quedará inmortalizada en el lienzo de Manuel Carballeira, interesado en "pintar o traballo no forno porque é algo moi típico do rural galego", dijo. La que no se cansa de posar para los artistas es la nonagenaria Remedios Cabanelas, cuyo mural preside la plaza de San Antonio. "Es una mujer fantástica, muy simpática", describía Martina Bugallo, quien destacaba el ambiente de convivencia y confraternización que se vivió entre artistas y vecinos.
El resultado de la intensa jornada de dibujo se podrá ver, hasta final de año, en la exposición colectiva permanente que cuelga ya en el centro social.
