DEMOCRACIA, ¿UNA UTOPÍA?

Me gustaría vivir en un mundo en el que la gente fuese auténtica, creativa, leal y fiel a sus convicciones.
El populacho tiende a dejarse arrastrar por cualquier corriente que lo pille. Otros, más listillos e hipócritas, se menean por aquí o por allá según su propia conveniencia; cambiando su discurso político de acuerdo a la situación y buscando aliados como ellos para fortalecer y justificar lo que hacen y lo que dicen. Todo parece indicar que hay una ruptura importante en los cimientos de nuestra sociedad, pero no quiero pecar de generalista y diré mejor; en nuestra comunidad. Los cambios deben comenzar a nivel local, el acuerdo se establece primero por los presentes, por los conciudadanos. Y como tales, ¿qué hacemos? Unos defienden un partido político, otros al opuesto y algunos se aíslan de todo porque ya no creen nada. Ya todo es muy evidente, y no a pesar de eso sino precisamente por eso que sea tan sorprendente no poder anticiparse al colapso. Para algo tenemos a la historia como referencia, ¿o vamos siempre ciegos hacia el abismo?

Hay que despertar cierta conciencia social, empatía para con los demás, pero no de esa que comienza y termina dando limosnas al necesitado; eso no es más que un acto de justificación para luego sentirse bien con uno mismo. Aquí tenemos que buscar la igualdad y un equilibrado reparto de los empleos y los sueldos. Esto suena a utopía, pero no porque no sea posible sino porque la corruptela inunda hasta la claridad intelectual de quienes se jactan de poseer la verdad y etiquetan a quienes no se lo creen de 'anti-sistema' e incluso ingenuos. Cuando la opinión personal sea personal y no se tiña de broza politiquera ni de avaricia, entonces podremos sentarnos a dialogar. Pero esto sí que parece una utopía. ¿O acaso esperamos que entre los 'desorientados mentales, los alter mundistas y los perro-flautas' surjan nuevos Che Guevaras que se levanten violentamente contra todo?

La violencia nunca es el camino, y el fin jamás justifica los medios. No obstante la situación puede propiciar y germinar una impotencia social descontrolada y entonces ya será tarde para el dialogo. Yo, como muchos de mi generación, carecemos de representación entre nuestros dirigentes. Nuestros intereses parecen ser olvidados y mancillados. Ya estamos algo cansados. Hay que hacer algo cuanto antes. Si quieren ideas, facilítennos los medios para llevarlas a cabo, que hay muchas descomponiéndose en nuestras mentes jóvenes e impulsivas.

Te puede interesar
Más en Cartas al director