DON BIENVENIDO, UN 'CURITA DE PUEBLO'

Así gustaba ser llamado Juan XXIII, 'El Papa Bueno'.
Yo añadiría, Don Bienvenido, o 'Bienve', o Bienvenido, un cura del Vaticano II. Medio siglo como parroco de Viloira y hasta seis parroquias más, fue un cura auténtico, sin artificios, sin vanidades, amigo de sus parroquianos, de sus vecinos y hasta de quienes no quieren saber nada de los curas. Un cura que predico siempre con el ejemplo. Sus sermones eran breves pero de un contenido tan claro, tan convincente, que atraían, eran escuchados con atención y llenaba, llenaba siempre la iglesia con la Palabra de Dios. Un cura accesible, comprensivo, tolerante, solidario, aunque presidente de Cáritas, la palabra caridad la sustituía por la de solidaridad. Como docente, tan claro como el Vaticano II, nada trasnochado, un profesor que veía la realidad de cada momento, la necesidad de adaptación de la Iglesia a los nuevos tiempos. Con los defectos propios del ser humano, lo hacían mas creíble, aunque sus virtudes pesaron mucho más en la balanza del Juzgador y ya le tenemos, desde hace unos días, en su presencia, intercediendo por sus parroquianos, por sus vecinos de casi medio siglo, por sus amigos, que lo éramos todos. El sábado, a las cinco de la tarde, en la Plaza de Viloira, asistiremos con la emoción contenida a la misa que por su alma celebrarán el señor obispo y más de una veintena de compañeros sacerdotes. Seguro que muchos, muchísimos de los presentes no podrán contener la emoción y afloraran a sus mejillas lágrimas por la ausencia de un ser tan querido, casi irrepetible. Bienve, hasta que Dios quiera.

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