emocionado en su regreso a ourense

Hace años que la vida me llevó lejos de mi querido Ourense y he podido regresar unos días para visitar a algunos familiares y amigos. He tenido, además, la suerte de coincidir con los últimos días de las fiestas del Corpus. Me alegra ver que siguen celebrándose en las mismas calles, plazas y jardines (plaza Mayor, jardín del Posío y calles y plazuelas comprendidas entre ellas) que antaño. Solamente el escenario ya es una fiesta.
Yo no voy hacer una crítica de las fiestas, de si había atracciones de categoría o no porque, como ya indiqué, hace años que no vengo a Ourense y no tengo elementos de juicio para poder comparar. Además, los tiempos no están como para dispendios. Lo que sí puedo decir es que me emocioné con un formidable cuarteto de gaiteiros con las calles de Lepanto, Colón, Juan de Austria, etcétera, llenas de gente y, sobre todo, el domingo por la noche en la Plaza Mayor con un grupo de baile de la Diputación y la Coral de Ruada (¡cuánto tiempo sin escucharlos!). ¡Qué maravilla, qué elegancia!, la juventud y la veteranía sobre el escenario. Y todos de Ourense.

No pude contener las lágrimas por la emoción. Esa imagen de la plaza Mayor el pasado domingo quedará grabada en mi memoria para siempre.

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