ENCOMENDÉMONOS A NEPTUNO

Se presenta una primavera con las aguas revueltas: elecciones autonómicas, huelgas generales, tormentas judiciales con yernos reales incluidos, fusiones de entidades bancarias y cataclismos económicos.
Nos cuenta Homero en la Iliada que Poseidón al dividirse el mundo en tres, recibio el mar. Su equivalente en la mitología romana, Neptuno, hijo de los dioses Saturno y Ops, y hermano de Júpiter y Plutón, gobernaba todas las aguas y los mares cabalgando entre las olas con caballos blancos y debía ser obedecido por todos los habitantes del agua. Neptuno eligió el mar como morada y con su poderoso tridente agitaba las olas, hacía brotar fuentes y manantiales y encauzaba su ira provocando temibles seísmos. Ahora emplea a las agencias de calificación para estremecer al más pintado.

La reforma laboral parece ser del suficiente calado para manifestar nuestra osadía con el dios y mejor que nos pille confesados. Neptuno, conocido bajo la forma de un caballo, tuvo siempre a su lado a los delfines como cabalgaduras y compañeros. ¿Qué haría un líder sin delfines? Era el dios que sostenía el planeta en el que vivimos, porque el océano rodeaba la tierra y él, desde los mares, soportaba el peso de la tierra firme. Además, Neptuno había dado forma a las costas. Por eso, aparte de tener a su lado sirenas traidoras, a las nereidas inigualables, a las oceánides hermosas y a los tritones poderosos, Neptuno era señor de las ninfas, ondinas y náyades de los lagos, de los ríos, de las fuentes, todas ellas eran parte de su corte y a él le debían pleitesía. Es el mismo dios que ha interpretado el tenor Plácido Domingo en el Metropolitan de Nueva York en la ópera 'La isla encantada' y al que un equipo de la capital del reino rinde culto cuando de pascuas en viernes gana algún título. Y al que nos tenemos que encomendar el resto de mortales para que siga sosteniendo este mundo tan endeble que parece resquebrajarse. No vaya a ser que le dé por levantar un tsunami y arrase con lo poco que queda.

Te puede interesar
Más en Cartas al director