El pasado domingo día 26 en esta sección escribieron sobre esta calle las firmantes Beatriz Santos, Lupe y Chicha, y ellas mismas reconocen que pudieran olvidarse de algo o de alguien. Pues bien, me dirigiré a doña Lupe, la que estoy seguro que si compartiera con su hermano y mi amigo Homero ese rato de recuerdos, a él no se le escaparía el personaje más conocido de toda la ciudadanía 'el Toniño'.
Estimada Lupe, el Toniño, como ahora te hago recordar, vivía en una de las últimas casas de tu calle, en la que daba a la Plaza de San Cosme y, al lado del Estanco, desde la mía, en la calle de La Libertad, se veía la trasera de la suya, y ya que nombramos al Toniño os contaré una pequeña anécdota.
Además del grito de 'Marcial chulo valiente' que daba en el Campo de Fútbol, el más habitual era 'que chova', pero tenía otros para, según las circunstancias. Una tarde, ya anocheciendo, dos conocidos ourensanos, simpáticos y muy ocurrentes y de buenas familias, cogieron al Toniño en la calle de Colón y se lo llevaron unos pocos pasos, hacía la calle de Pelayo, delante del Herrero y al lado de la casa de la Amelia -el Toniño recorría todas nuestras calles pero nunca entraba en 'el barrio'- nuestros personajes,llamaron a una de 'las chicas' de la Amelia, también conocidísima, 'la Chichona', se la acercaron al Toniño, que siempre rehuía a las mujeres, le cogieron las manos, 'toca, toca', señalando los buenos y abundantes pechos de la Chichona. El Toniño, según los tocaba, miraba para atrás sin darle importancia al hecho. Nuestros personajes, no contentos con esta reacción le pidieron que se abriera la camisa y los enseñara, cosa que hizo, y entonces insistieron con el Toniño de que 'los apalpara'. Debió de ser el calor del cuerpo y la blandura de aquello que tocaba por primera vez y, desconocido para él, que se puso muy nervioso y, gritando como muy bien sabía hacerlo, se marchó corriendo repitiendo 'hay puti, putián que te parián'. Otro día contaremos más cosas del Toniño.
Además del grito de 'Marcial chulo valiente' que daba en el Campo de Fútbol, el más habitual era 'que chova', pero tenía otros para, según las circunstancias. Una tarde, ya anocheciendo, dos conocidos ourensanos, simpáticos y muy ocurrentes y de buenas familias, cogieron al Toniño en la calle de Colón y se lo llevaron unos pocos pasos, hacía la calle de Pelayo, delante del Herrero y al lado de la casa de la Amelia -el Toniño recorría todas nuestras calles pero nunca entraba en 'el barrio'- nuestros personajes,llamaron a una de 'las chicas' de la Amelia, también conocidísima, 'la Chichona', se la acercaron al Toniño, que siempre rehuía a las mujeres, le cogieron las manos, 'toca, toca', señalando los buenos y abundantes pechos de la Chichona. El Toniño, según los tocaba, miraba para atrás sin darle importancia al hecho. Nuestros personajes, no contentos con esta reacción le pidieron que se abriera la camisa y los enseñara, cosa que hizo, y entonces insistieron con el Toniño de que 'los apalpara'. Debió de ser el calor del cuerpo y la blandura de aquello que tocaba por primera vez y, desconocido para él, que se puso muy nervioso y, gritando como muy bien sabía hacerlo, se marchó corriendo repitiendo 'hay puti, putián que te parián'. Otro día contaremos más cosas del Toniño.
