PEDAGOGOS DISCUTIBLES

Son muchos los politicólogos para quienes la política es una cuestión de pedagogía.
Si buscamos en los clásicos, fue Gramsci quien demostró que el sovietismo era un camino cegado para gobernar y requirió la educación como el mejor instrumento para las reformas de la política y ejercitar así el poder hegemónico. Sin embargo, muchos políticos actuales se obstinan en gobernar a través de decretos, al margen de la educación crítica y de la información contrastada y verificada. Envueltos en nubes tormentosas y ensimismados en problemas coyunturales, se obstinan en gobernar por decreto. Para estos profesionales del decretismo, el mundo de la información y de la creación de opiniones resulta bastante arduo y lejano.

Cada día nos sorprenden los gobiernos de toda ideología con medidas acerca de problemas que los ciudadanos no los perciben como tales, en parte por falta de información y también porque los ciudadanos se han acostumbrado a convivir en condiciones precarias. La calidad de vida no es solo fruto de la medicación, adecuada; se requiere además, entre otraa muchas cosas, información, 'estilos de vida'. Los ciudadanos cumplidores necesitan de una información suficiente.

Educadores y educandos, liderazgo y masas, gobernantes y gobernados, se encuentran en una tarea en que ambos son sujetos en el acto, no sólo de desvelarla y así conocerla críticamente, sino también en la labor de recrear el conocimiento. Los ciudadanos deben luchar para que se les trate como personas que necesitan estar informados y motivados y no como cosas. No pueden ser cosas para obedecer las ordenes y después comprometerse para llevarlas a cabo. La exigencia de una ciudadanía plena es radical. La propaganda, el dirigismo, la manipulación son los medios para la esclavitud intelectual y moral; no pueden ser instrumentos del buen gobierno. No existe otro camino que una política informativa formadora de la conciencia cívica de los ciudadanos.

Al alcanzar este conocimiento objetivo y liberador de la realidad, a través de la acción y la reflexión en común, se descubren a sí mismos los ciudadanos, implicados en el trabajo político, siendo sus verdaderos creadores y re-creadores. De este modo, la presencia de los gobernados en la búsqueda del bien común no es una pseudo-participación, sino lo que realmente debe ser: compromiso.

Te puede interesar
Más en Cartas al director