LOS SABLES, EN SUS VAINAS

Recientemente, tras la publicación en un periódico digital de amplia difusión de una noticia sobre la celebración en Madrid de dos reuniones de generales en activo en los últimos quince días, y con la máxima discreción, se han generado cientos de comentarios en otros diarios, con opiniones de lo más diverso.
A tenor de nuestros antecedentes históricos, hablar de reuniones entre militares de alta graduación siempre se ha identificado, absurdamente, con presuntas intenciones conspirativas, aunque prudentemente contemplado con cierta preocupación. Si en efecto existiese algo de cierto en las noticias filtradas, lo recomendable sería que, bien por parte del Ministerio de Interior, CNI o a quien corresponda, se investigase e informase con premura y claridad a los ciudadanos, explicando cual es la razón, contenido y propósito de tales reuniones y a continuación obrando en consecuencia. La sociedad civil, tal como se encuentra nuestra desastrosa situación económica, si algo necesita es paz y tranquilidad y que no se añadan más preocupaciones a las que ya padecemos. Los militares, que continúen en sus cuarteles y sólo intervengan bajo las órdenes del poder civil que emana del Parlamento.

La sociedad está dispuesta a tolerar ciertos ruidos menos el de los sables, que en desgraciados momentos ya pasados, fueron promovidos por políticos y militares quienes, confundiendo el respeto a la democracia, trataron de pervertirla en mera 'manipulación', abusando del sano criterio de los ciudadanos, en su propio beneficio y en el de los suyos. Conceptos como unidad, sanidad, educación y política son demasiado serios para ser utilizados como métodos de enfrentamiento, odio e incluso con peores intenciones como al parecer pretenden ciertas tendencias independentistas. Dicen que los gustos aproximan a las personas, pero también las idioteces.

Si hay algo que caracteriza a los fascismos es la explotación del miedo, si bien, con el paso del tiempo este tipo de amenaza ya no produce el mismo efecto. Es con las leyes y su correcta aplicación como hay que tratar a tantos sinvergüenzas y oportunistas cuya única misión consiste en engañar y aprovecharse del sistema.

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