La cultura premia el coraje de la residencia San Carlos

photo_camera Una representación de los miembros del Patronato que ayer se citaron en la Casa dos Poetas.
El “Casa dos Poetas” simboliza en el centro el reconocimiento a los geriátricos durante la pandemia

La pandemia lo ha cambiado todo, hasta la forma de ver y entender la cultura en la nueva normalidad. La residencia San Carlos de Celanova fue la zona cero del coronavirus en la provincia, la protagonista del primer gran brote en un geriátrico gallego que provocó el fallecimiento directo de nueve personas residentes en muy pocos días y cuyo desenlace se fue reproduciendo después en otros centros.

El coraje y la dignidad que mostró la comunidad en aquellos inciertos momentos, sacando fuerzas de donde no había y a veces sin mirar lo que tenían en casa, es lo que ha llevado a la Fundación Curros Enríquez a conceder el XXXVII “Celanova, Casa dos Poetas” a la Residencia de Maiores “San Carlos” de Celanova, entendiendo como tal al conjunto de trabajadoras y al colectivo de mayores residentes, “pola fortaleza no traballo, a capacidade de organización e resistencia, así como pola valentía e profesionalidade coa que se enfrontaron á virulenta entrada da Covid-19 na comunidade, naqueles primeiros momentos do confinamento no mes de marzo de 2020, cando, tanto os resultados inmediatos que se maliciaban como as posibles consecuencias, agoraban tempos certamente tráxicos para a vida das persoas”, recoge el fallo del jurado que ayer se congregó en la Horta da Palabra. 

Lejos de querer que este reconocimiento sea considerado un premio localista, desde la Fundación Curros Enríquez enfatizaban su deseo de “simbolizar nesta comunidade a tódalas residencias de maiores de Galicia, que atenden cada día ó mellor da nosa sociedade, que son as nosas persoas maiores, así coma a tódolos colectivos que dende aqueles días acedos de marzo se teñen enfrontado e seguen enfrontándose en primeira liña as distintas fases nas que nos temos visto mergullados como sociedade, no epicentro do máis grande envite vital que nos ten sido presentado á humanidade durante o último século”.

La noticia, que rápidamente se extendía por el geriátrico, era recibida con emoción y agradecimiento por quien fue su portavoz, César Iglesias. El también párroco y miembro del patronato celanovés, agradecía el premio por lo que significa en cuanto a “valorar o traballo que fixeron e a coraxe daquelas cinco traballadoras” y porque desde y para Celanova este “é un premio para todas as residencias”.


FALLO POR UNANIMIDAD


La residencia San Carlos protagonizó, aquel fatídico marzo de 2020, el primer gran brote de coronavirus de Galicia. La práctica totalidad de la plantilla y de los usuarios dieron positivo, registrándose nueve víctimas directas por el virus. La imagen de las cinco únicas trabajadoras a las puertas del centro enfundadas en un mono blanco y pidiendo manos con los que atender a los mayores se convirtió en viral y conmovió a todos. “Fomos os primeiros afectados, non había medios e moitos contagios, pero conseguiuse actuar e, desde o 30 de abril non houbo máis virus”, relataba y destacaba César Iglesias quien, en el último año, ha asistido también a la absorción del patronato celanovés San Carlos por la Fundación San Rosendo. “Levan todo o mes de xuño, e ben. Teñen outra organización, personal, cocina propia con Caldaria,…”, relataba Iglesias, muy satisfecho porque el premio venga con la unanimidad de todos los presentes ayer en la casa-museo.

La reunión estuvo presidida por presidente de la Fundación Curros Enríquez y alcalde de Celanova Antonio Puga, y contó con representantes institucionales de la Diputación, la Real Academia Galega y las universidades de Vigo y A Coruña, así como miembros a título personal como Xosé Luís Axeitos, Xosé Benito Reza o Felipe Ferreiro.

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