Un estudio toponímico revela la riqueza comunitaria de Verea

Un total de 31 fuentes, muchas dotadas con lavaderos, 41 hornos comunitarios, 75 molinos de río, 112 eras y cerca de 4.000 hectáreas de montes comunales distribuidos en 11 parroquias de Verea resumen la sabiduría comunitaria que el historiador Carlos Méndez Míguez ha sacado a la luz en su libro "Toponimia de Verea", dentro del proyecto de investigación que inició hace años en la comarca de Terra de Celanova. "Desta vez tocou Verea, foi un proceso impresionante. Quizás foi o concello onde máis a gusto me encontrei. O que máis me chamou a atención foi o nacemento desa sabia comunitaria, é impresionante", señala este escritor, y maestro jubilado natural de Escudeiros (Ramirás), quien no olvida el componente histórico. El trabajo ha escrutado los 40 núcleos de población, distribuidos en 94,23 kilómetros cuadrados, en busca de los topónimos locales. Pero el resultado ha ido más allá al poner de relieve la vida en comunidad que hacían los habitantes de Verea desde tiempos del calcolítico y neolítico. "Foi unha terra moi poboada, temos unha das maiores concentracións de mámoas do país, onde está a Mota Grande", describía Carlos Méndez, quien no resta importancia al legado castrexo (hay tres yacimientos relevantes) y romano, donde resalta el paso de una vía secundaria entre Aquis Querquennis (Bande) y Lucus Augusti, pasando por Terra de Celanova. "A época romana debeu ter moita importancia, ata o punto de que foi quen de quitarlle o nome prerromano que tiña o río Sorga (Ourille). O arqueólogo Breogán Nieto descubriu dous aras romanas", añadía Méndez Míguez. En la investigación ha quedado probado el paso por Verea de un camino de peregrinación medieval. Entre otros argumentos, el escritor cita el documento del siglo XII que recoge el pacto firmado entre el abad de Celanova y el encargado de San Munio de Veiga para la construcción de un hospital de peregrinos en Portela. "Aínda que logo non se chegou a materializar", matizaba Méndez, que destaca el papel que jugó este concello en el siglo XVII en las guerras de con Portugal y el peso que sufrieron sus habitantes, dependientes del Monasterio de San Rosendo y de pequeñas aristocracias, quienes tenían cotos que "asfixiaban" a la población con sus cargas. Leyendas y curiosidades El estudio refleja, en una comparativa con Galicia, que el número de palabras prerromanas es del 14,6% (en Galicia es del 21,3%), mientras que un 7,3% son de origen germánico (el 7,8% en la comunidad), siendo inexistentes las de origen árabe (2,1%). "Só é un pouco superior no latino, cun 68%", resumen Carlos Méndez, quien destacó como los odónimos (Verea, Vieiro,...) representan el 7% de los nombres de los pueblos. La investigación ha permitido descubrir leyendas locales, la existencia de instituciones como "A luminaria" de Sanguñedo que llegó a tener 30 vacas, o topónimos como "O capital da misa das dez", porque así lo dejó una señora a la iglesia de San Martiño de Domés. Las fuentes orales han jugado un papel fundamental en el desarrollo de este trabajo, para el que Méndez ha consultado un centenar de libros parroquiales, todos los interrogatorios de Florida Blanca, así como los volúmenes sobre la relación diplomática de Celanova. La pandemia del coronavirus ha provocado un paréntesis en el estudio de la toponimia de Terra de Celanova iniciado en 2014. Tras publicar los volúmenes de A Bola, Gomesende, Pontedeva, Ramirás y, ahora Verea, Carlos Méndez se centrará ahora en completar el ciclo vital de la parroquia de San Xoan de Escudeiros, con la radiografía del pueblo entre los siglos XVIII y XX.