Caras de sueño, bostezos y alguna que otra lágrima entre los primerizos se reflejaban ayer en la cara de los 66 niños rusos procedentes de regiones de la Federación Rusa afectada por la catástrofe nuclear de Chernobyl a su llegada al aeropuerto de Lavacolla, de Santiago de Compostela. Allí ponían fin a un viaje de más de 24 horas, que este fin de semana emprendían en tren, autobús, avión o automóvil desde las regiones rusas de Tula, Tiumen y Briansk.
Nueve de esos 66 niños y jóvenes, que cuentan con edades comprendidas entre los ocho y los 17 años, ya disfrutan de su verano saludable con sus familias de acogida de Ourense. 'Este año, la demanda nos ha sobrepasado, duplicando las acogidas de años anteriores. Sin embargo, en Ourense nos mantenemos', apuntaba José Manuel Borrajo secretario de la asociación celanovesa Ledicia Cativa, que, desde hace 15 años, gestiona la acogida temporal de niños rusos. 'Por alguna razón, la provincia se está desenganchando. Pero esperamos que para el año que viene los ourensanos se vuelvan a volcar con estos niños porque el proyecto nació aquí, en una aldea de A Merca ,de la mano de Rosario y María', matizaba Borrajo.
En este 2010, un total de nueve niños disfrutarán de una vida en familia en las comarcas de Celanova, Ourense, Xinzo o Monterrei. 'Podían haber sido más', lamentaban desde la asociación. Y es que, a finales de abril, la asociación recibió un duro golpe tras la negativa, tanto de las familias como del orfanato de Aistenok, de aprobación del programa anual. 'La decisión afectó de lleno a seis familias acogedoras de Ourense', recordaba Borrajo con tristeza.
Pero ayer era un día de alegría, de reencuentros para los repetidores y de emotivas presentaciones para los 'primerizos'. 'Esto es una muestra única de solidaridad', apuntaba José Manuel Borrajo, quien se emocionaba al comentar que 'hay familias que no lo están pasando bien por la crisis y han hecho un sacrificio importante para estar hoy aquí'.
En este 2010, un total de nueve niños disfrutarán de una vida en familia en las comarcas de Celanova, Ourense, Xinzo o Monterrei. 'Podían haber sido más', lamentaban desde la asociación. Y es que, a finales de abril, la asociación recibió un duro golpe tras la negativa, tanto de las familias como del orfanato de Aistenok, de aprobación del programa anual. 'La decisión afectó de lleno a seis familias acogedoras de Ourense', recordaba Borrajo con tristeza.
Pero ayer era un día de alegría, de reencuentros para los repetidores y de emotivas presentaciones para los 'primerizos'. 'Esto es una muestra única de solidaridad', apuntaba José Manuel Borrajo, quien se emocionaba al comentar que 'hay familias que no lo están pasando bien por la crisis y han hecho un sacrificio importante para estar hoy aquí'.
