La Real Academia Galega ha aprobado la cesión, para su reproducción por parte de la Fundación Curros Enríquez de Celanova, de la primera bandera de Galicia en tela que se conserva. Costeada por la Revista Galicia, la bandera se utilizó para cubrir el féretro de Manuel Curros Enríquez en 1908, en el traslado desde La Habana (Cuba) hasta A Coruña (ciudad en la que está enterrado) y fue uno de los principales objetos fetiche que integró la exposición Na frente unha estrela, organizada por la Real Academia Galega con motivo del centenario de la muerte del poeta celanovés.
La exposición que, en los cuatro meses que permaneció en Celanova contabilizó más de 2.400 visitas, pretende instalarse con caracter permanente en la casa natal del autor de Aires da Miña Terra. Algunas de las piezas serán originales y otras, como la propia bandera de Galicia o el busto del poeta realizado por el escultor Francisco Asorey, serán reproducciones, confirmaban desde la Fundación Curros Enriquez, que ya están trabajando en la distribución de la vivienda de la calle Arriba.
Busto de Asorey
Durante este año 2010, la primera planta de la Casa dos Poetas, que hoy acoge exposiciones temporales de artistas gallegos, será acondicionada para reflejar una selección de textos y objetos personales que se conservan de Manuel Curros Enríquez. Además de la obra del escultor Asorey o de la reproducción de la bandera, Celanova será depositaria de manuscritos de su puño y letra, las cabeceras de los periódicos en los que colaboró en un lado y otro del océano, las únicas lentes que se conservan del autor (cedidas por sus descendientes) o la corona de oro y plata con la que le obsequió la ciudad de A Coruña en el año 1904.
Busto de Asorey
Durante este año 2010, la primera planta de la Casa dos Poetas, que hoy acoge exposiciones temporales de artistas gallegos, será acondicionada para reflejar una selección de textos y objetos personales que se conservan de Manuel Curros Enríquez. Además de la obra del escultor Asorey o de la reproducción de la bandera, Celanova será depositaria de manuscritos de su puño y letra, las cabeceras de los periódicos en los que colaboró en un lado y otro del océano, las únicas lentes que se conservan del autor (cedidas por sus descendientes) o la corona de oro y plata con la que le obsequió la ciudad de A Coruña en el año 1904.
