De ‘La brújula dorada’ a ‘Pérez’: príncipes y mendigos de la animación

Secuencia de la película 'La brújula dorada'.
Desde los 150 millones de euros que costó ‘La brújula dorada’ a los 2,8 de la coproducción hispanoargentina ‘Pérez, el ratoncito de tus sueños’ existen lógicas diferencias que fueron planteadas hoy en Mundos Digitales, el festival de animación digital coruñés que mañana cerrará sus puertas.
‘En el mundo de los ricos tienen sus problemas y en el de los pobretones los nuestros’, sintetizaba Jacques Isaac, director técnico de la empresa de animación española BREN, para describir el proceso de ocho meses que duró la creación de ‘Pérez, el ratoncito de sus sueños’.

A continuación, el norteamericano de origen latinoamericano Pablo Grillo, supervisor de animación de Framestore CFC, también se quejaba de trabajar con ‘una agenda muy ajustada’, dado que habían contado ‘sólo’ con seis meses para realizar la lucha entre osos polares que hace las veces de desenlace de película de Nicole Kidman y Daniel Craig, la primera entrega de la saga ‘La materia oscura’, escrita por Philip Pullman.

Ambas cintas, en cambio, han sido éxitos comerciales en sus diferentes escalas: ‘La brújula dorada’ (The Golden Compass en su título original en inglés), pese a la fría recepción en EEUU ha amasado más de 240 millones de euros (375 millones de dólares) en el mundo y ‘Pérez’ fue la película española más taquillera de la primera mitad de 2007. Ambas, también, preparan sus siguientes entregas y sus creadores contrastaron hoy sus visiones en la ciudad gallega.

Desde BREN, que pertenece al departamento de animación de Filmax, el departamento más creativo es el de producción, ‘para ver cómo con tan poco dinero nos las apañamos para acabar la película en el tiempo previsto y con una calidad aceptable’.

Para esta cinta de animación ‘low cost’, como la definieron en la conferencia, las maquetas fueron alternativa al diseño en 3D y las hicieron ‘artesanos argentinos, que son mucho más baratos que los españoles’, mientras surgían divergencias con los guionistas ‘que proponían ideas que técnicamente eran imposibles de asumir con nuestro presupuesto’.

‘Hay que olvidarse de investigación y desarrollo, porque eso implicaría reducir la plantilla de iluminadores en un veinte por ciento’ y, desde luego, hay que recurrir a los protocolos de la coproducción.

‘Es un lío burocrático que flipas: cada país quiere poner a sus trabajadores’, comentó Isaac, lo que explica que, con un mayor presupuesto para la secuela del ratoncito Pérez, el presupuesto de 3,9 millones de euros no implique un aumento significativo.

‘Al ser por la parte española, tendremos que trabajar más en España, que es mucho más caro que Argentina, por lo que no hemos ganado mucho dinero. Además, una secuela requiere adaptar todos los personajes creados hace dos años a los códigos del nuevo software’, se lamentó Jacques.

Con el éxito, ‘hemos hecho algún fichaje de empresas importantes, pero llegan a nuestras condiciones y nada alcanza los niveles de calidad a los que están acostumbrados, por lo que hay que intentar que no se frustren’, aseguró.

En cambio, desde Framestore CFC, Pablo Grillo explicó cómo ‘La brújula dorada’ los problemas surgían porque había que acomodar la dicción de su oso polar, previamente realizada, al fichaje a posteriori de Ian McKellen para ponerle su voz de Sir británico.

Grillo, por lo demás, definió la experiencia como ‘un trabajo en el que se juntaron todas las labores que había aprendido hasta entonces’ y que supuso un gran reto: tuvieron que estudiar los movimientos del animal, conseguir la combinación de musculatura y grasa de su cuerpo y elaborar un peculiar flacidez labial.

Y todo, por supuesto, sin dejar de sucumbir al espectáculo: ‘Una de las escenas que más gustó a los productores era la que Iorek -el oso protagonista-, recorre una llanura ártica galopando como un caballo, algo que científicamente es imposible, pues habría sobrecalentado al animal’, explicó entre risas, ‘y como los osos era herreros en la película’, añadió, hubo que añadirles un pulgar oponible a sus zarpas’.

‘El cine, afortunadamente’, sentenció, ‘no está tan comprometido con la realidad como con la estimulación del sentimiento’ y por eso, a pesar de todos los estudios anatómicos, mientras que para el villano tomaron las agresivas facciones de los osos grises de Alaska, para el bueno de Iorek recurrieron a los rasgos amables de un oso de peluche.

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