El Covadonga logró su tercer triunfo seguido en Eiroás, 4-1 sobre un Caldelao que comenzó ganando y que acabó con diez por la expulsión de Chini. Marcaron los cinco goles Nacho, Iván, Docabo, Fernando y Óscar Gil.
El Covadonga sabe de sobra que dada la calidad que tienen varios de sus jugadores puede convertir un partido en un mero trámite, como al final lo fue el disputado ante un Caldelao que encajó la séptima derrota consecutiva y cae al abismo.
La actitud agresiva que pregona Toño San Martín marcó gran parte de la primera mitad, y además quitándose el peso de volver a cantar un gol aunque Nacho contara con el regalo de Jacobo.
El Covadonga sintió el golpe, le costó perforar la trinchera bien tejida por su rival, hasta que de una acción intrascendente nació una falta que los locales transformaron en el 1-1 con un disparo de Iván lejos del alcance de Alex.
Esto ayudó a recuperar la situación sobre el campo y antes del descanso Docabo aprovechó un rechace dentro de área, 2-1, celebrado con mucha rabia, síntoma notorio de un Covadonga que supo despertar a tiempo.
Un aluvión
En la segunda mitad, el cuadro de Roberto Dacosta impuso su estilo y generó las mejores ocasiones. Lolo reventó la cruceta con un cabezazo, Iván estuvo cerca y Fernando, que jugó muy poco, leyó a la perfección el pase de Rafa para liquidar.
Después, Óscar Gil puso la guinda con un trallazo de falta y pudieron haber sido más, pero alcanzó para volver a celebrar y hundir un poco más al Caldelao.
La actitud agresiva que pregona Toño San Martín marcó gran parte de la primera mitad, y además quitándose el peso de volver a cantar un gol aunque Nacho contara con el regalo de Jacobo.
El Covadonga sintió el golpe, le costó perforar la trinchera bien tejida por su rival, hasta que de una acción intrascendente nació una falta que los locales transformaron en el 1-1 con un disparo de Iván lejos del alcance de Alex.
Esto ayudó a recuperar la situación sobre el campo y antes del descanso Docabo aprovechó un rechace dentro de área, 2-1, celebrado con mucha rabia, síntoma notorio de un Covadonga que supo despertar a tiempo.
Un aluvión
En la segunda mitad, el cuadro de Roberto Dacosta impuso su estilo y generó las mejores ocasiones. Lolo reventó la cruceta con un cabezazo, Iván estuvo cerca y Fernando, que jugó muy poco, leyó a la perfección el pase de Rafa para liquidar.
Después, Óscar Gil puso la guinda con un trallazo de falta y pudieron haber sido más, pero alcanzó para volver a celebrar y hundir un poco más al Caldelao.
