El Entroido no quiso despedirse sin dejarse notar en los campos provinciales durante una jornada en la que también se acabaron algunas rachas
Todo se acaba, hasta el Entroido. Un mes de 'troula' y rienda suelta a la imaginación con el fútbol como espectador y a la vez protagonista. Para desesperación de algunos entrenadores y directivos y alegría de los aficionados más fieles. El colorido está asegurado cada domingo en los campos de la provincia, pero en estas semanas más todavía.
Fotos para el archivo, como las que ocupan la cantina de O Medo. Son ya historia de un campo que no volverá a ser el mismo sin la tierra, el pisón y la cal. El tiempo pasa para todos.
Semanas festivas que se acaban, como las rachas de los equipos. Las buenas y las malas. El Velle llevaba 20 partidos sin perder y el Polígono le puso el punto y final. Aviva un poco más una competición a la que no le hace falta gasolina para incendiarla. Cada domingo es noticia. En esta, por ejemplo, el Verín colmó la paciencia de su propio entrenador y, salvo que la almohada le haga cambiar de opinión, le toca encontrar otro entrenador que asuma la limitaciones de un club irreconocible.
El Viana no ganaba desde hacia seis semanas y ayer derrotó al Rante. Nunca llovió que no escampase.
Lo dicho, equipos que se disfrazan de héroes, otros que ríen por no llorar, entrenadores a lo que les queda más remedio que quitar caretas y aficiones que, con el disfraces o no, volverán cada domingo a dejarse la voz en las gradas. El Entroido es precioso, el fútbol ourensano, más.
