La jabalinista Marta Míguez ha sido de las pocas ourensanas que tan tenido el honor de participar en unos Juegos Olímpicos, lo hizo en los del 2000 que se disputaron en la ciudad australiana de Sydney, aunque su partipación no pasara de discreta.
Calidad a raudales tenía la atleta Marta Míguez, tanto ella como su hermana Anunciación han sido dos destacadas lanzadoras de jabalina descubiertas por Mario Guede en el colegio de Cortegada. Casada con Julián Sotelo, que también fue atleta olímpico en Barcelona, Marta no quiso ser menos que su esposo-entrenador e igualmente formó parte de la familia olímpica al participar en Sydney 2000.
¿Qué nos puede contar de su experiencia en los Juegos Olímpicos de Sydney?
Que fue una experiencia grandiosa. Era la primera vez que participaba en la gran competición por autonomasia y desde luego que fue un orgullo el representar a mi país y estar al lado de los mejores deportistas del mundo.
¿Que recuerdos tiene de aquella cita en Australia?
Recuerdos muchos, y más en esta época, cuando están ahí tan cerca unos nuevos Juegos Olímpicos. Desde la odisea del viaje, a las vivencias de la Villa Olímpica y, desde luego, la competición. Me quedé gratamente sor prendida de las instalaciones, pensadas para el futuro; del gran número de voluntarios, que parecían salir de debajo de las piedras. La verdad es que era imposible perderte porque en cada rincón había un voluntario dispuesto a ayudarte, aunque no quisieras.
¿Y la competición?
El hecho de lograr la marca mínima y haber sido seleccionada para participar en los Juegos ya es de por sí un éxito. Desde luego que en la clasificación esos 55 metros que lanzé no fueron buenos, pero debería haber superado mi marca para entrar en la final, y eso tirando por la mañana.
Sólo participó en unos Juegos, ¿no le quedaron ganas de haber participado al menos en alguna otra cita olímpica?
Analizando lo vivido en Sydney, como fue mi preparación y la competición, salí convencida de que trabajaríamos para que hubiese una segunda participación, tenía mucha ilusión, pero en medio se cruzaron la lesiones que me obligaron a dejar la práctica atlética.
¿Pasado el tiempo, cambiaría algo pensando en los Juegos?
Hombre, siempre se cambiaría algo. Creo que en ese momento se hicieron las cosas como estaban planificadas, pero no cabe duda de que a toro pasado se podría haber echo alguna cosa de forma distinta.
¿Qué nos puede contar de su experiencia en los Juegos Olímpicos de Sydney?
Que fue una experiencia grandiosa. Era la primera vez que participaba en la gran competición por autonomasia y desde luego que fue un orgullo el representar a mi país y estar al lado de los mejores deportistas del mundo.
¿Que recuerdos tiene de aquella cita en Australia?
Recuerdos muchos, y más en esta época, cuando están ahí tan cerca unos nuevos Juegos Olímpicos. Desde la odisea del viaje, a las vivencias de la Villa Olímpica y, desde luego, la competición. Me quedé gratamente sor prendida de las instalaciones, pensadas para el futuro; del gran número de voluntarios, que parecían salir de debajo de las piedras. La verdad es que era imposible perderte porque en cada rincón había un voluntario dispuesto a ayudarte, aunque no quisieras.
¿Y la competición?
El hecho de lograr la marca mínima y haber sido seleccionada para participar en los Juegos ya es de por sí un éxito. Desde luego que en la clasificación esos 55 metros que lanzé no fueron buenos, pero debería haber superado mi marca para entrar en la final, y eso tirando por la mañana.
Sólo participó en unos Juegos, ¿no le quedaron ganas de haber participado al menos en alguna otra cita olímpica?
Analizando lo vivido en Sydney, como fue mi preparación y la competición, salí convencida de que trabajaríamos para que hubiese una segunda participación, tenía mucha ilusión, pero en medio se cruzaron la lesiones que me obligaron a dejar la práctica atlética.
¿Pasado el tiempo, cambiaría algo pensando en los Juegos?
Hombre, siempre se cambiaría algo. Creo que en ese momento se hicieron las cosas como estaban planificadas, pero no cabe duda de que a toro pasado se podría haber echo alguna cosa de forma distinta.
