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El Pabellón se prepara para el partido del adiós

photo_camera El Pabellón juvenil se ejercita en el campo Miguel Ángel-Os Remedios.

Los ourensanos pondrán fin a seis temporadas seguidas en la División de Honor ante el Racing de Santander

No será un partido alegre el que dispute este fin de semana el Pabellón. Tampoco será un encuentro más. Es cierto que el descenso a Liga Nacional está asimilado desde hace meses. Pero el duelo ante el Racing de Santander en el campo Miguel Ángel-Os Remedios supondrá el cierre a seis temporadas consecutivas en la División de Honor. Un mal trago que pondrá punto y final a una temporada aciaga. 

Durante las cinco campañas anteriores, el equipo ourensano tuvo un rendimiento muy positivo. Tras el último ascenso, los blanquiverdes finalizaron en la séptima posición en el curso 2011-2012. Un año más tarde, mejoraron su prestaciones y fueron quintos en el Grupo I. Y esa evolución siguió en la temporada 2013-2014 en la que el equipo ourensano pudo saborear la cuarta plaza, por detrás de Racing de Santander, Celta y Deportivo, en un año histórico para la entidad.

La siguiente campaña, el Pabellón volvía a cumplir con el objetivo y se mantenía en una cómoda séptima posición. Sin embargo, en la 2015-2016 llegó el aviso. Costó mucho más salvar la categoría. Tanto que hubo que esperar hasta el final. Hasta la penúltima jornada. Un triunfo ante el Roces por 3 a 0 en casa sirvió para asegurar la plaza en la élite. Una permanencia sufrida que le permitió a los blanquiverdes salir esta temporada entre los mejores.

Pero este año la cosa se torció desde el principio. En las tres primeras jornadas no parecía que el año podía ser tan malo. Perdieron ante el Lugo y en Coruña, y vencieron al Tropezón. Resultados lógicos ante dos rivales superiores y otro "de su liga".

Empezaron los problemas

Después llegaron otras dos derrotas ante Oviedo y Sporting y, sobre todo, los problemas. Las lesiones de jugadores importantes y el paso adelante obligado que tuvieron que dar futbolistas de primer año, fue definitivo. Los ourensanos solo pudieron sumar un punto (ante el Roces) en trece jornadas. Una larga travesía por el desierto que les dejó sin opciones de tan siquiera pelear la permanencia hasta el tramo final. Especialmente duro fue el camino fuera de casa. Más de dos años sin lograr un triunfo a domicilio es la mejor muestra.

A partir de ese momento, el equipo dio síntomas de mejoría. Ayudó la recuperación de hombres importantes y la corrección de fallos graves. El empate ante el Oviedo y el punto obtenido ante el Celta (que seguramente se quede en nada tras hacer un cambio más de los permitidos) fueron las mejores noticias del año. Una gota en el océano. 

El fin de semana se acaba una etapa. Los ourensanos intentarán darse una alegría. No será sencillo. El rival no se juega nada pero es un equipo de nivel, el Racing de Santander. A partir de ahí, al Pabellón le quedará trabajar para volver a verse entre la élite juvenil. La última vez con siguió regresar al primer intento. Es lo que intentarán en unos meses. Mientras, el fútbol juvenil de máxima categoría se citará en Ourense con la Copa de Campeones. Un consuelo.

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