Un gol de Pedro, ya con un renqueante Messi en el campo, neutralizó el tanto del PSG

Agónica clasificación

Los futbolistas y auxiliares del Barça celebran el gol de Pedro Rodríguez. (Foto: ANDREU DALMAU)
El Barcelona sufrió más de lo esperado para clasificarse por sexta vez consecutiva para las semifinales de la Liga de Campeones, e incluso necesitó de un renqueante Messi para igualar el tanto logrado por Pastore al inicio de la segunda mitad y eliminar a un gran PSG que hizo méritos para pasar.
El choque empezó bien para el Barça. Una falta en la frontal bien perfilada para que Xavi probase de enviarla a la escuadra. El de Terrassa golpeó con intención, pero el balón se estrelló en el lateral de la red. Sin embargo, esa falta, una jugada de Pedro y un tiro alto de Villa fue todo el bagaje ofensivo en la primera mitad de los locales, que no pusieron ni una sola vez a prueba a Sirigu.

Con la defensa demasiado echada atrás, las líneas separadas y el equipo partido en dos, el Barcelona perdía el esférico con facilidad y sufría como nunca para controlar las embestidas del PSG, que robaba a la primera ocasión, salía rápido a la contra aprovechando la velocidad de Lucas Moura y bombardeaba a Valdés desde fuera del área a la mínima oportunidad.

Con Xavi desaparecido, el Barcelona no tenía el timón y el ritmo del partido lo marcaba el conjunto visitante. Sólo Iniesta, al que le tocaba hacer de Messi, aunque fuera Cesc el que ocupara la posición de falso '9' del astro argentino, se salvaba, con su repertorio técnico habitual, del descalabro azulgrana.

El 0-0 con el que se llegó al descanso era la mejor noticia para los catalanes tras lo visto en la primera mitad, pero el PSG sólo le dio tregua 20 minutos: los 15 del intermedio y los cinco que tardó Pastore en anotar en una contra tras la reanudación (0-1, minuto 50).

Faltaba todavía un mundo, el Barça necesitaba un gol y Messi salió al rescate de su equipo la última media hora. Y el Barça, por fin, encerró al PSG. Aun renqueante, dosificando cada uno de sus esfuerzos, echándose la mano al muslo derecho en cada interrupción, el efecto catártico del mejor jugador del mundo fue total.


Y EL ASTRO APARECIÓ

Una jugada suya en la frontal en la que combinó con Villa acabó con un obús de Pedro que metía al Barcelona de nuevo en la eliminatoria (1-1, minuto 71). Fueron sólo diez minutos de asedio azulgrana, apenas dos tiros entre los tres palos -los dos únicos que hizo en todo el partido- pero suficiente para recuperar el mando de la eliminatoria.

Al equipo e Ancelotti se le empezó a acabar la gasolina y decidió echarse definitivamente atrás en busca de un último contragolpe letal. Pero a esas alturas del choque, el Barça ya no se permitió más frivolidades atrás. Arriba, Iniesta incluso tuvo la opción de marcar en un gran sensacional personal.

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