Con la prueba de fondo de profesionales finaliza el Campeonato del Mundo de ciclismo de Melbourne 2010, una cita en la que la selección española es la gran referencia y en concreto Óscar Freire, que tiene la posibilidad de lograr su cuarto 'arco iris' en un recorrido que le va como anillo al dedo.
No obstante, hay muchas voces en el pelotón que desmienten que sea un recorrido para esprinters. Filipo Pozzato, líder de la escuadra azzurra que se presenta como el principal rival de España, señala al belga Philippe Gilbert como el rival a batir, mientras que el campeón saliente, Cadel Evans, no se olvida naturalmente del transalpino. En todo caso, Italia y Australia serán las selecciones más interesadas en endurecer la carrera en su propio provecho, aunque de ello se podría aprovechar un Fabian Cancellara que querrá vengarse de lo sucedido el año pasado, cuando perdió sus opciones de brillar en casa. En este caso, España tendría que jugarse otras bazas, como pueden ser Samuel Sánchez o Luis León Sánchez.
Por el contrario, selecciones como Alemania o Estados Unidos intentarán controlar para llegar en un esprint en el que piensan que sus velocistas como Andrei Greipel o Tyler Farrar podrían tener opciones. Incluso los británicos no descartan a Marc Cavendish. En todo caso, parece ser que el noruego Thor Hushovd, aún sin tener una selección que le arrope, es el hombre que podría poner en más apuros a Freire en la recta de llegada en cuesta que decidirá el título.
El Campeonato del Mundo aporta dos grandes novedades. La primera es que comenzará y terminará en sitios diferentes: saldrá a las diez de la mañana de Melbourne para completar un recorrido de 85 kilómetros hasta Geelong, antes de entrar en el circuito, donde se sarán once vueltas para totalizar 262 kilómetros, con un desnivel de 4.655 metros.
El seleccionador, José Luis De Santos, ha ido a inspeccionar eeste tramo. 'Hay 30 kilómetros por autopista, antes de salir por un polígono y entrar en unos 12 de carretera totalmente despejada, en la que el aire puede ser el máximo enemigo. Luego hay varios cambios de dirección, antes de llegar al circuito. Es una zona en la que tenemos que estar muy atentos porque si sopla el viento puede haber algún equipo que tienda una emboscada, pensando en que en otros Mundiales no pasa nada en los primeros kilómetros.
La segunda novedad tiene que ver con la ausencia de los 'pinganillos' lo que obligará a estar mucho más atentos, con Juanma Gárate en su papel de capitán de ruta.
La tranquilidad presumible del día, que incluía bastantes horas de sueño, se ha roto por la presencia de los 'vampiros', a las seis y media de la mañana.
Por el contrario, selecciones como Alemania o Estados Unidos intentarán controlar para llegar en un esprint en el que piensan que sus velocistas como Andrei Greipel o Tyler Farrar podrían tener opciones. Incluso los británicos no descartan a Marc Cavendish. En todo caso, parece ser que el noruego Thor Hushovd, aún sin tener una selección que le arrope, es el hombre que podría poner en más apuros a Freire en la recta de llegada en cuesta que decidirá el título.
El Campeonato del Mundo aporta dos grandes novedades. La primera es que comenzará y terminará en sitios diferentes: saldrá a las diez de la mañana de Melbourne para completar un recorrido de 85 kilómetros hasta Geelong, antes de entrar en el circuito, donde se sarán once vueltas para totalizar 262 kilómetros, con un desnivel de 4.655 metros.
El seleccionador, José Luis De Santos, ha ido a inspeccionar eeste tramo. 'Hay 30 kilómetros por autopista, antes de salir por un polígono y entrar en unos 12 de carretera totalmente despejada, en la que el aire puede ser el máximo enemigo. Luego hay varios cambios de dirección, antes de llegar al circuito. Es una zona en la que tenemos que estar muy atentos porque si sopla el viento puede haber algún equipo que tienda una emboscada, pensando en que en otros Mundiales no pasa nada en los primeros kilómetros.
La segunda novedad tiene que ver con la ausencia de los 'pinganillos' lo que obligará a estar mucho más atentos, con Juanma Gárate en su papel de capitán de ruta.
La tranquilidad presumible del día, que incluía bastantes horas de sueño, se ha roto por la presencia de los 'vampiros', a las seis y media de la mañana.
