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Habeck y Lindner, dos ministros a seguir

Sede del Banco Central Europeo ubicada en la ciudad alemana de Fráncfort.
photo_camera Sede del Banco Central Europeo ubicada en la ciudad alemana de Fráncfort.
Bajo la dirección del canciller Olaf Sholz, estos ministros de Economía y de Finanzas de Alemania serán piezas clave de la reforma de la Unión Europea que quiere Berlín, y que repercutirá en España.

Este miércoles 8 de diciembre no será un día cualquiera para Europa. Llegará a la cancillería de Alemania el socialdemócrata Olaf Sholz, que si cumple los propósitos pactados con verdes y liberales para su gobierno tripartito marcará un antes y un después en la Unión Europea; léase, también, en España.

Alemania siempre lideró Europa –junto con Francia–, pero ahora lo hará aún en mayor medida, tanto por la voluntad política de su nuevo gobierno tripartito, como por el peso de Alemania en la economía europea y en el euro. El vector resultante apunta a una Europa más federal, a imagen y semejanza de la propia RFA. Quiere eso decir que Bruselas tendrá cada vez más peso en la política de los estados miembros y, sobre todo, que Berlín inspirará la estrategia del euro.

El economista y periodista alemán Carsten Moser, autor del libro ¿Quo vadis, Europa? (Mundiediciones), acaba de publicar un artículo en el que resume bien todas esas ideas: una Alemania europea es la consigna del gobierno tripartito que lidera el socialdemócrata Scholz.

Junto al del nuevo canciller, habrá dos nombres a los que tal vez no vamos a prestar menos atención que a los propios ministros de España: el verde Robert Habeck, que será ministro de Economía, y el liberal Christian Lindner, que será ministro de Finanzas. El primero será el encargado de mantener la competitividad de la poderosa industria alemana –en España operan unas 2.000 multinacionales alemanas– y el segundo manejará el grifo del dinero. Entre el alemán Lindner y la francesa Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, van a decidir muchas de las cosas que veremos en España en los próximos años. Para Lagarde, el perfil de la inflación es similar a “una joroba”, con subidas de precios máximos en noviembre, que se irán relajando, convirtiendo en improbable un aumento de tipos en 2022. “Las estrellas se están alineando para una verdadera reforma de la UE”, resume el eurodiputado liberal alemán Guy Verhofstadt.

¿Qué veremos en primer lugar? La vuelta a la regla de gasto en la eurozona en el entorno de 2023. Para España se va a terminar la época de tirar de la deuda prácticamente sin límites y se va a iniciar un tiempo de ajuste del déficit estructural y de reducción de su disparatada deuda pública. Es muy probable que haya un aumento de impuestos y un cierto ajuste, cuyas intensidades dependerán de si sigue gobernando el socialista Pedro Sánchez o llega a la Moncloa el popular Pablo Casado. Pero sea uno u otro las cosas no van a ser muy distintas.

La clave va a estar más en si la economía española se pone o no las pilas, al tiempo que se inyectan los fondos europeos para la recuperación. Para Alemania, España es un proveedor importante de productos básicos y de servicios de alojamiento turístico para sus veraneantes, pero, sobre todo, es un mercado de cierto nivel para la venta de sus coches y otros productos industriales.

Todo indica que en Berlín no habrá un gobierno cicatero, pero tampoco derrochador. Scholz estará entre ministros verdes a su izquierda, pero pragmáticos, y ministros liberales a su derecha con visión europeísta. Pinta que será un gobierno equilibrado que, con las cosas de comer, no será diferente del que dirigió Angela Merkel en esta última etapa. No olvidemos que hasta ahora, Scholz era vicecanciller y ministro de Finanzas de Merkel.

@J_L_Gomez

Alemania, al alza

Un país industrializado y desarrollado como Alemania se traduce en un clima político templado, con contrapesos, hasta ahora entre democristianos y socialdemócratas, y desde esta semana entre liberales, verdes y socialdemócratas. Un país con un precario modelo económico que se ha venido abajo con el turismo, como España, se traduce en un clima político más crispado, donde ambos extremos hacen su agosto. En la Unión Europea, la clave de la política suele ser siempre económica.

El desempleo, a la baja

Hay mucho que matizar, pero el titular está claro: bajó el paro en España. Es lógico que la gente se pregunte cómo es posible que el empleo puede estar al alza si el crecimiento previsto está a la baja. El profesor de economía Albino Prada arroja luz: ante la asimetría entre recuperación del PIB (menor) y del empleo (mayor), todo apunta a la caída del número medio de horas trabajadas. Estaríamos, pues, ante una mutación de empleos perdidos a tiempo completo con nuevos empleos a tiempo parcial.

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