Cerca de los 60 años le ha fallado la salud, una de las pocas cosas que se escapan de su control

Un carácter inquebrantable al servicio del ideario liberal

Junto a Rajoy y Gallardón, celebrando la victoria en las elecciones locales y autonómicas de junio de 2007. (Foto: ARCHIVO)
Esperanza Aguirre dejó ayer la presidencia de la Comunidad de Madrid tras casi nueve años en el puesto, en el que ha despuntado en la política nacional y ha demostrado que es una persona de firmes convicciones, obstinada pero decidida, una mujer que no para hasta alcanzar las metas que se propone.
Casi nueve años gobernando a los madrileños que dejan tras de sí, entre otras cosas, la mayor ampliación de Metro de la historia de la comunidad, doce nuevos hospitales, la puesta en marcha y la consolidación de la educación bilingüe y, al final de su mandato, los recortes económicos mas drásticos que jamás haya conocido esta región.

Aguirre nunca se ha rendido. No lo ha hecho ni ante sus detractores, ni ante sus compañeros, ni ante el mismísimo Gobierno socialista, con pico y pala, el lema que hizo propio y que inculcó a los suyos. Ha sido un azote fuerte para José Luis Rodríguez Zapatero, como él mismo lo ha reconocido alguna vez. Nada ni nadie ha arruinado sus proyectos, sus ideas; ni siquiera el polémico 'tamayazo' consiguió arrebatarle su ilusión más fuerte en sus 42 años en política: ser presidenta de la Comunidad de Madrid.

Nada ni nadie excepto la salud, que fue lo que le falló en febrero de 2011, cuando Aguirre supo que padecía un tumor cancerígeno en una mama, una noticia que cayó casi tan por sorpresa como ha ocurrido ayer, cuando anunció que deja la presidencia de la comunidad y su escaño de diputada, pero no la vida política. Una carrera que le ha llevado a ser, desde los años 80, concejal en Madrid, ministra de Cultura, presidenta del Senado y hasta ayer, presidenta de la Comunidad de Madrid.

Aguirre salió airosa de una caída de helicóptero, de un atentado terrorista en Bombay y de un accidente de coche, pero a los casi 60 años le ha fallado la salud, una de las pocas cosas que se escapan de su control. Fue la primera mujer en llegar a ser presidenta regional y la primera en abandonarla voluntariamente. Fue la primera presidenta del PP de Madrid y la primera que se va también libremente de ese puesto.

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