Juan Carlos Unzué: de jugar con Maradona a activista contra la ELA

Cada vez existe más educación con los futbolistas de élite acerca de qué hacer tras el retiro. Gestión de empresas, títulos de entrenador, accionariados de clubs... Sin embargo, a Juan Carlos Unzué le tocó un camino diferente.

El navarro vistió la camiseta de los mejores clubes del mundo, y también tuvo un laureado paso por los banquillos, aunque seguramente no fue todo lo duradero que a él le hubiese gustado. Luego de varios años como primer entrenador, dejó el mundo del fútbol con dos propósitos: centrarse en él y visibilizar su enfermedad, la ELA. Así lo hará en el Foro La Región del próximo miércoles 15 de mayo en Ourense.

Un portero bajito con todo por demostrar

Ser el pequeño de seis hermanos puede decantar no sólo la posición en la que uno se ve obligado a jugar si quiere participar en los partidos entre amigos, sino también toda una vida. Juan Carlos hizo carrera en el fútbol como portero pese a medir 1,78 metros, y eso, en parte, se lo debe a aquellas "pachangas".

Se formó en la cantera de Osasuna, equipo de su Pamplona natal. Llegó con 15 años y, con 18, ya jugaba con el primer equipo. Sería el comienzo de una larga carrera que continuaría con dos temporadas en el Barcelona en las que ganó una Copa del Rey y una Recopa de Europa, aunque todo esto sucedería antes de irse al equipo donde más temporadas jugó: el Sevilla.

Asentado en el Sevilla de Maradona

Unzué llegó al club hispalense como un jugador necesitado de minutos. Tas una etapa en el Barça en la que no pudo demostrar el fútbol que sabía desempeñar, acabaría desembarcando en el Sevilla de Diego Armando Maradona, un futbolista que recuerda especialmente por el conocimiento que este le daba, sobre todo, a los más jóvenes como él.

En el equipo andaluz disputó 7 temporadas, con 222 partidos de Primera División a sus espaldas. En el verano de 1997 cogería las maletas a Tenerife, donde estuvo dos años antes de irse a jugar al Oviedo, donde tuvo menos protagonismo. Finalmente disputó las. temporadas 2001/02 y 2022/03 de vuelta en Osasuna antes de retirarse.

La bicicleta le unió a su amigo y futuro compañero, Luis Enrique

La relación de Unzué con el fútbol no había desaparecido, ni mucho menos. Jugó el papel de entrenador de porteros con el Barça de Guardiola, y tuvo una corta etapa como primer entrenador del Numancia. Fue ahí, en un partido contra el Barça B de Luis Enrique, donde el entrenador asturiano se fijaría en Juan Carlos. Tras grandes momentos sobre la bicicleta, pasión que compartían, Luis Enrique decide "llevarse" a Unzué al Celta de Vigo como su segundo entrenador.

Tras una gran campaña en tierras gallegas, la llamada del Barça no se hizo esperar. Regresó al Camp Nou esta vez como segundo entrenador, y allí ganó un Champions League, dos ligas, tres Copas del Rey... un palmarés privilegiado. Vivió noches históricas, como la remontada del 6-1 al PSG o la final entre Barcelona y Juventus de 2015

Salto de nuevo como primer entrenador del Celta

Algo se había quedado en la cabeza de Juan Carlos de su etapa en Vigo. Tanto fue así, que tras dejar el staff de Luis Enrique, volvió al papel de primer entrenador en uno de los escenarios más complicados. El Celta venía de registrar sus mejores años en la última década, con una clasificación a la Europa League y una temporada europea que solo el Manchester United en semifinales pudo afearle.

El papel no era sencillo tras la marcha de Eduardo Berizzo del banquillo, pero Unzué aceptó el reto. Salvó al equipo holgadamente, pero los resultados no fueron del todo los esperados y, tras una única temporada, salió del equipo gallego. El tiempo acabaría dándole la razón, pues donde unos veían a una plantilla capaz de volver a competiciones europeas, el futuro acabó demostrando que la lista de entrenadores "no válidos" se hizo casi eterna hasta el día de hoy, con eso sí, peores resultados.

El momento en el que se da cuenta de que algo no va bien

Precisamente fue en Vigo cuando Juan Carlos notó que algo en su cuerpo le estaba mandando señales. Sus sesiones en bicicleta cada vez eran menos, con más tiempo entre una y otra debido a la acumulación de cansancio que sentían sus músculos. Sin embargo, acabó su etapa en el Celta y continuó como entrenador durante un corto lapso de tiempo en el Girona, pero decidió parar.

La vida de deportista de élite que siempre llevó había mudado, ya que no podía realizar las mismas actividades que siempre la habían gustado. Tras su última andadura en los banquillos, tanto su cuerpo como su mentalidad cambiaron.

Una nueva misión: dar visibilidad al ELA

Juan Carlos decidió centrarse en su enfermedad y, al examinar el panorama en el que se encontraban los enfermos de Esclerosis Lateral Amiotrófica en España, supo que su objetivo de vida era darle visibilidad.

Fue perdiendo movilidad para las labores del día a día, y había gestos con los que su mujer, María Elorza, tenía que ayudarle. Por su excepcional carrera en el mundo del fútbol, Juan Carlos podía permitirse que María le dedicase a él el tiempo y energía necesarios, pero se dio cuenta de que ese era un "lujo" que muchos enfermos de ELA no podían costearse. Esto no hizo más que darle fuerzas para exigir una legislación acorde a las necesidades de estas personas que en España estaba descuidada.

Los actos, conferencias, recaudaciones y movimientos de Juan Carlos Unzué en favor de la ELA se cuentan por decenas. El 24 de agosto de 2022, el Camp Nou albergó un partido amistoso entre el FC Barcelona y el Manchester City con el fin de recaudar dinero para esta causa. Finalmente, el resultado fue una pasmosa cantidad de 4.362.872 euros, tras un encuentro al que acudieron en Barcelona 91.062 espectadores.

Unzué ha logrado grandes gestas a lo largo de su vida, pero sin duda, la más importante de todas ha sido llevar hasta el Congreso de los Diputados la situación de los pacientes de ELA. Tras una votación aprobada por unanimidad, España tiene una legislación que ampara la atención integral de las personas afectadas por Esclerosis Lateral Amiotrófica.

El camino de Juan Carlos no acaba aquí, y su misión de visibilizar la enfermedad continúa su curso. Algo que sucederá, también, en el Foro La Región del miércoles 15 de mayo en Ourense.