CRIMEN DE CÀLIG

El empresario gallego admite ser "golfo" pero dice que no mató a su ex amante

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photo_camera El empresario gallego Isauro López (centro), sentado en el banco de la defensa durante el juicio que desde hoy se sigue contra él y un supuesto sicario. (CASTELLÓ)

Tanto el fiscal como las acusaciones particulares han pedido 52 años de prisión para ambos procesados por dos delitos de asesinato y un delito de allanamiento de morada

El empresario gallego acusado de ordenar el crimen de su examante ocurrido en Càlig (Castellón) en un suceso en el que también fue asesinado un amigo de ésta, se ha definido hoy ante la Audiencia de Castellón como un "golfo" aunque ha asegurado que él no ordenó matar a la víctima ni pagó por ello".

El procesado ha hecho estas declaraciones hoy a preguntas del fiscal en el juicio que ha comenzado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón mediante el procedimiento del jurado.

En el conocido como "crimen de Càlig", ocurrido hace diez años, también ha comparecido hoy un hombre acusado de haber reclutado -por encargo del empresario- a la persona que ejecutó a las víctimas.

Tanto el fiscal como las acusaciones particulares han pedido 52 años de prisión para ambos procesados por dos delitos de asesinato y un delito de allanamiento de morada, mientras que las defensas han pedido la libre absolución de sus representados.

Uno de los sicarios ya fue juzgado con anterioridad y condenado y cumple una pena de cárcel de 44 años.

Tras la elección del jurado, la sesión ha arrancado con el interrogatorio del fiscal al empresario, quien ha explicado que conoció a la víctima en Cuba, donde "por necesidad" ejercía la prostitución, siendo su marido el proxeneta.

Tras una primera visita a España de la víctima en calidad de turista gracias a la ayuda económica del procesado, éste volvió a tramitar la documentación para que la mujer pudiera venir, y aunque ha negado que tuviera un trato de favor por parte del consulado en Santiago de Compostela, ha reconocido que tenía una relación "personal" con el cónsul.

El empresario dejó entonces a la mujer un apartamento para que viviera, y durante ese tiempo mantuvieron contactos sexuales, por los que -a diferencia de lo que ocurría en Cuba- no pagaba, sino que "le llenaba la nevera y le cocinaba".

La relación entre ambos ha sido descrita por el propio procesado como de "amistad con derecho a roce", si bien ha negado que fuera su amante, pues ya tenía una, ha dicho, con la que tiene un hijo.

A preguntas del fiscal, el empresario ha reconocido que mantenía al mismo tiempo una relación sentimental con tres mujeres: su mujer, su "amante" y la víctima, y ha admitido ser un "golfo".

Posteriormente la víctima -tras haber estado en Italia con una de sus hermanas- se instaló en Benicarló donde el procesado ha reconocido que le dejó una casa para vivir y le facilitó un coche y un teléfono móvil, así como ha admitido que intermedió para que uno de sus socios la contratara en una empresa en Oropesa.

Finalmente la víctima compró una vivienda en Càlig en la que pasó a vivir con sus dos hermanas y su madre, aunque el procesado ha dicho que, al poco tiempo, él se subrogó a la hipoteca y pasó a ser suya.

Tras asegurar que ni ordenó matar a la víctima ni pagó por ello, ha relatado que fue él quien decidió romper la relación y que pidió a la mujer que abandonara el piso, al tiempo que ha negado que presionara a la víctima para reanudar las relaciones o que mantuvieran relaciones sexuales forzadas.

En la sesión de hoy ha estado presente la familia del joven asesinado, el cual, según su abogado, simplemente ayudó a la víctima -que era su amiga- cuando ésta tuvo un accidente de tráfico, y estuvo "en el lugar equivocado en el momento equivocado", ya que al llegar a la vivienda de Càlig les estaban esperando los sicarios para matarlos.

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