El gallego perseverante que llegó a la Moncloa

Mariano Rajoy celebrando el triunfo
Mariano Rajoy Brey ha conseguido alcanzar al escalón más alto de su carrera política tras ganar las elecciones generales del 20-N y convertirse en el futuro presidente del Gobierno de España. Ese era su sueño, como confesó públicamente en una entrevista, un anhelo por el que ha tenido que esperar siete años, los que ha durado la era del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que ahora concluye
Han sido siete años de espera, desde que el anterior presidente conservador, José María Aznar, lo nombrase por designación directa su sucesor al frente del Partido Popular, en los que ha tenido que afrontar un dura travesía, como líder de la oposición y como jefe de una formación política con familias enfrentadas y que a punto estuvieron de obligarle a abandonar su cargo tras su derrota electoral de 2008.

No han sido los únicos obstáculos a los que ha tenido que hacer frente a lo largo de su carrera. Su trayectoria ha estado marcada por la discreción y la paciencia, el saber esperar o, mejor dicho, el “laissez faire, laissez passer”, el dejar que todo fluya y aguardar a que las aguas vuelvan solas a su cauce.

Su tesón y perseverancia por fin le han dado sus frutos al popular. Mariano Rajoy Brey se instalará en la Moncloa como primer gallego que llega a la presidencia del Gobierno elegido en unas elecciones democráticas, y como el siguiente en una lista encabezada por el gallego aunque nacido en Madrid de Leopoldo Calvo Sotelo (Madrid, 1926 - Madrid, 2008), presidente entre 1981 y 1982, y Santiago Casares Quiroga (A Coruña, 1884 - París, Francia, 1950), jefe de Gobierno en 1936, durante la II República.

“Soy Mariano Rajoy, español y gallego nacido en Santiago hace cincuenta y seis años. Estudié en un colegio público y en otro privado, en pueblos de Galicia y de León, aunque mi pequeña patria y la de mi mujer, Elvira -Viri-, está en Pontevedra y la zona de Sanxenxo. Nos casamos en la isla de la Toja, y de allí me fascinan sobre todo la inmensidad azul del mar y las mañanas con nubes y luego tan diáfanas”. Esta es la carta de presentación que el propio Mariano Rajoy hace de sí mismo en sus memorias, “En confianza. Mi vida y mi proyecto de cambio para España” (Editorial Planeta), publicado un mes antes de las elecciones, obra en la que defiende el esfuerzo, el sentido del deber y la justicia, pero que no desvela nada de los entresijos de su vida política y de la trastienda de los gobiernos en los que intervino.

Mariano Rajoy Brey (Santiago de Compostela, 27 de marzo de 1955) tuvo su gran banco de pruebas político en Galicia, de donde finalmente tuvo que marcharse tras un enfrentamiento con Manuel Fraga a quien, por cierto, según señala en sus memorias, admira “por su enorme personalidad política y por su talla intelectual”.

El pontevedrés llegó a la política en el año 1981, año en que fue elegido diputado en las primeras elecciones autonómicas gallegas por Alianza Popular (AP), aunque su inclinación por la “cosa pública” la lleva en los genes. Miembro de una conocida familia pontevedresa de juristas, es nieto de Enrique Rajoy Leloup, uno de los redactores del Estatuto de Autonomía de Galicia de 1932, e hijo de un juez que fue presidente de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Dos años antes de entrar en política, con 25, ya se había licenciado en Derecho y en el registrador de la Propiedad más joven de España.

El joven diputado —el de menor edad del primer Parlamento gallego— cambió dos años más tarde la Xunta, donde era director general de Relacións Institucionais, por la política municipal, para ser elegido concejal de Pontevedra en 1983.

De Rajoy siempre se ha destacado su carácter pragmático, su forma de actuar buscando la utilidad y valor práctico de las cosas. Y no cabe duda de que esta cualidad la afinó en Galicia en un breve pero intenso periodo que desembocaría con su marcha a Madrid. Ocurrió entre 1985 y 1987. Rajoy había sido designado como titular de de la Diputación Provincial y se disponía a dirigir AP en la provincia.

Pero su partido tenía otros planes para liderar la formación y fue apartado de ese puesto. Para compensarle, fue cabeza de lista por Pontevedra en las elecciones generales celebradas al año siguiente. Poco le duró su acta de diputado en las Cortes. En Galicia se había levantado un movimiento díscolo en el Gobierno de Xerardo Fernández Albor, encabezado por Xosé Luis Barreiro, y Rajoy fue llamado para ocupar el puesto de vicepresidente de la Xunta. También duró poco en este cargo. Una moción de censura presentada por el PSOE, Coalición Galega (CG), ya desaparecida y donde se había integrado Barreiro, y el Partido Nacionalista Galego (PNG), acabó con el Gobierno de Albor en septiembre de 1987. Fue la primera moción de censura que triunfaba en la España democrática. Ese episodio, como el mismo reconoce en sus memorias, le marcó políticamente durante muchos años. Después, años más tarde, siendo ya ministro de Administraciones Públicas, promovió una Ley Antitransfuguismo, después de protagonizar el único debate que ha mantenido en el Congreso con Alfredo Pérez Rubalcaba, los dos máximos contendientes por la Presidencia del Gobierno de estas elecciones generales, con motivo de una moción de censura en Redondela.

En 1987, en la Diputación de Pontevedra ya se había hecho fuerte Xosé Cuiña. Rajoy se encontró fuera de la Xunta por la moción de censura. -“Sigo estando orgulloso de aquella decisión y de lo mucho que aquella etapa me sirvió para adquirir experiencia y conocer mejor los entresijos de la naturaleza humana, en ocasiones bastante complejos”, cuenta Rajoy en sus memorias- y sin ningún cargo electo. “Cásese y aprenda gallego, y luego hablaremos de lo suyo”. Esta frase es atribuida a Manuel Fraga sobre el futuro de Mariano Rajoy al frente de la Xunta. Lo cierto es que fue el propio Fraga, tras la refundación de AP, quien vendría a Galicia en el año 1989 para ser presidente de la Comunidad.

Rajoy aún tardaría en casarse -lo hizo en 1996-, no se sabe si aprendió gallego (en su libro habla de Orense y Villagarcía de Arosa) pero de lo suyo... lo suyo está ahora en La Moncloa, desde donde dirigirá el nuevo Gobierno.

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