El Rey Juan Carlos agradeció una vez más a Francia su apoyo contra ETA y para estar presente en las citas del G-20 en las que se abordó la reforma del orden económico mundial mientras que el presidente galo, Nicolas Sarkozy, aseguró que Francia no bajará la guardia ni contra ETA ni contra Al Qaeda y garantizó su apoyo para que España sea miembro de pleno derecho del G-20.
Los comentarios tuvieron lugar durante los brindis de la cena de gala celebrada en el Palacio Real con motivo de la visita de Estado de Sarkozy, una velada que transcurrió con la amistad como telón de fondo y elogios mutuos y en la que ambos jefes de Estado subrayaron el destino común europeo de ambos países y sus ambiciones conjuntas.
El Rey aprovechó la ocasión para pedir a Sarkozy que los dos países prosigan sin descanso en su trabajo por superar las barreras naturales y facilitar el pleno desarrollo y las interconexiones a ambos lados de los Pirineos, ya que todavía queda mucho por hacer, una solicitud a la que Sarkozy contestó diciendo que ese es un tema interés común de ambos países.
Don Juan Carlos dijo que en los momentos de incertidumbre económica es cuando cobran su auténtico valor los ideales europeístas y deseó la mayor complicidad en los grandes proyectos puestos en marcha en los últimos años así como en las nuevas apuestas de investigación e innovación.
El Rey también resaltó esa misma visión, misma ambición y empeño común en el proceso de integración europea, y expresó su profundo agradecimiento por la ejemplar cooperación policial y judicial y los resultados logrados en la lucha contra ETA y también por el esfuerzo francés para que se reconozca el papel que España puede y debe desempeñar en la definición de un nuevo orden económico mundial.
Asimismo, subrayó la dimensión estratégica que han alcanzado las relaciones bilaterales y confió en que cuantos más avances consigamos en el plano bilateral, más podremos contribuir a reforzar la integración de la Europa que nos ampara, de la Europa en la que creemos y de la Europa a la que aspiramos.
NO BAJAREMOS LA GUARDIA
Sarkozy, por su parte, garantizó que Francia no bajará la guardia en la lucha contra el terrorismo, sea el de ETA o el de Al Qaeda, porque nuestro deber es proteger a los ciudadanos, hacer justicia a las víctimas y preservar las democracia, apostó por intensificar aún más las relaciones y garantizó su apoyo a que España sea miembro de pleno derecho del G-20.
El mandatario no escatimó halagos tanto para la figura del rey, el rostro de la España que pasó de las horas negras de la dictadura a la Democracia y luego la defendió el 23 de febrero de 1981, como para la de Felipe González, estadista europeo por excelencia, o el conjunto del país con quien Francia tiene hoy unas relaciones que nunca fueron tan buenas.
España aporta su compromiso, su dinamismo económico, su idioma con vocación universal, su diversidad regional, su modernidad, así como su apertura hacia América Latina y su implicación en el Mediterráneo. Asimismo, añadió que ambos países comparten la misma visión de una Europa activa, ambiciosa y comprometida que hace frente a la crisis y a los grandes retos del siglo XXI.
El Rey aprovechó la ocasión para pedir a Sarkozy que los dos países prosigan sin descanso en su trabajo por superar las barreras naturales y facilitar el pleno desarrollo y las interconexiones a ambos lados de los Pirineos, ya que todavía queda mucho por hacer, una solicitud a la que Sarkozy contestó diciendo que ese es un tema interés común de ambos países.
Don Juan Carlos dijo que en los momentos de incertidumbre económica es cuando cobran su auténtico valor los ideales europeístas y deseó la mayor complicidad en los grandes proyectos puestos en marcha en los últimos años así como en las nuevas apuestas de investigación e innovación.
El Rey también resaltó esa misma visión, misma ambición y empeño común en el proceso de integración europea, y expresó su profundo agradecimiento por la ejemplar cooperación policial y judicial y los resultados logrados en la lucha contra ETA y también por el esfuerzo francés para que se reconozca el papel que España puede y debe desempeñar en la definición de un nuevo orden económico mundial.
Asimismo, subrayó la dimensión estratégica que han alcanzado las relaciones bilaterales y confió en que cuantos más avances consigamos en el plano bilateral, más podremos contribuir a reforzar la integración de la Europa que nos ampara, de la Europa en la que creemos y de la Europa a la que aspiramos.
NO BAJAREMOS LA GUARDIA
Sarkozy, por su parte, garantizó que Francia no bajará la guardia en la lucha contra el terrorismo, sea el de ETA o el de Al Qaeda, porque nuestro deber es proteger a los ciudadanos, hacer justicia a las víctimas y preservar las democracia, apostó por intensificar aún más las relaciones y garantizó su apoyo a que España sea miembro de pleno derecho del G-20.
El mandatario no escatimó halagos tanto para la figura del rey, el rostro de la España que pasó de las horas negras de la dictadura a la Democracia y luego la defendió el 23 de febrero de 1981, como para la de Felipe González, estadista europeo por excelencia, o el conjunto del país con quien Francia tiene hoy unas relaciones que nunca fueron tan buenas.
España aporta su compromiso, su dinamismo económico, su idioma con vocación universal, su diversidad regional, su modernidad, así como su apertura hacia América Latina y su implicación en el Mediterráneo. Asimismo, añadió que ambos países comparten la misma visión de una Europa activa, ambiciosa y comprometida que hace frente a la crisis y a los grandes retos del siglo XXI.