ENTREVISTA EURO / MARCOS RODRÍGUEZ

"Trabajamos en una planta experimental de residuos"

PTG. 26-05-15. Local. Entrevista a Marcos Jorge de Formato Verde.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Marcos Rodríguez Jorge.

En el año 2001 se creó la empresa Formato Verde especializada en medioambiente, con proyectos en marcha en el tratamiento de residuos y en el diseño y fabricación de contenedores.

Marcos Rodríguez Jorge y su socio, Santiago Vallejo, crearon en el año 2001 la empresa Formato Verde, que está en el Parque Tecnolóxico , especializada en medioambiente, con proyectos en marcha en el tratamiento de residuos y en el diseño y fabricación de contenedores. Varias ciudades de todo el mundo tienen ya este tipo de equipamientos, fruto de una especialización y diversificación a la que se vieron obligados por la crisis. Tal vez a medio plazo, merced a sus investigaciones, el recibo de la basura salga más barato a los ciudadanos.

¿Por qué y en qué condiciones nació Formato Verde?
Nació de una casualidad y de la inquietud empresarial de dos jóvenes que no sabían muy bien lo que hacían pero tenían el punto de inconsciencia que te permite arrancar ciertos proyectos. Es como el punto de inconsciencia que tiene un descubridor, si empieza a evaluar todos los peligros que se va a encontrar, se queda en casa.


¿Hay que ser inconsciente para ser empresario?
Creo que sí. En el otro punto está el exceso de consciencia que puede dar lugar a parálisis por exceso de análisis. Por lo tanto, un punto de inconsciencia es necesario.
Al principio no fue bien, pero tampoco lo suficientemente mal como para abandonar.
No fue bien porque se necesita un proceso de ensayo – error. Vas tocando teclas hasta que al final suena. Lo más normal es que los primeros años te vaya mal porque no sabes qué tecla tocar, de ahí que necesites cierto recorrido. No nos fue del todo mal porque éramos prudentes y no nos embarcamos en ninguna aventura de altos costes fijos en un momento en el que no sabíamos lo que hacíamos.


¿Por qué el sector del medioambiente y los contenedores de residuos?
Apareció una casualidad que tenía que ver con una feria de medioambiente a la que asistimos. Trajimos la distribución de dos o tres empresas extranjeras para España y eso nos permitió descubrir el mercado y entendiendo la red de proveedores, de clientes, etc. No es que hubiese respondido a una decisión estratégica. Es más, creo que hemos tenido la peor idea posible y aún así estoy convencido de que con trabajo y esfuerzo en cualquier sector tienes la oportunidad para hacerlo mejor y sobrevivir.


¿Por qué la peor idea posible?
Porque comenzamos vendiendo contenedores de basura que años más tarde nos dimos cuenta que era el paradigma de un producto indiferenciado, donde lo único que lo diferencia es el precio y por tanto estás abocado a morir porque siempre habrá alguien que fabrique más barato que tú. Lo que tienes que tener son ventajas competitivas.


¿Y cómo se adaptó entonces la empresa?
La primera crisis fue darnos cuenta de esto porque alguien fabricó más barato que nosotros. Eso supuso una tremenda crisis porque o buscábamos otro tipo de producto con mayor valor añadido o teníamos que cerrar. Como ya teníamos años de trabajo nos daba pena dejarlo y fue entonces cuando empezamos a trabajar con los contenedores soterrados, pero también nos dimos cuenta que estábamos muy expuestos a un solo producto y muy ligado al desarrollo urbanístico, que fue el primero que sufrió la crisis. Cuando llegó nos cayó la facturación un 90% y tuvimos que volver a reinventarnos. Es cuando creamos el Big Bin y todos los productos que estamos haciendo ahora.


¿La crisis les hizo un favor?
Sí. Lo primero que te hace ver es que pierdes dinero y que si no te reinventas vas a seguir perdiendo y nos ha obligado a ser mejores. Visto desde el largo plazo es algo positivo; desde el corto, cuando estás dentro, la crisis es devastadora. Nos hizo ver que estábamos también muy expuestos al mismo perfil de cliente, lo que nos obligó a diversificar en territorio y en perfiles de clientes.


¿Cómo han diversificado?
Con un esfuerzo comercial importante porque vendemos en Gijón, Salamanca, Burgos, Almería, Valencia y hemos hecho mucho esfuerzo en el exterior. Hemos vendido en Marsella, en Estambul y Arabia Saudí, pero no hemos conseguido todavía estabilizar una facturación en el mercado internacional. Es complejo estar en otros mercados pero te ayuda a entender que no todos demandan lo mismo, con lo cual es clave entender qué necesita cada mercado.


¿Qué proyecto concentra los esfuerzos de la empresa?
Estamos haciendo unas pruebas con un contenedor soterrado de plástico más barato y eficiente, nos vamos a presentar al proyecto Interconecta con nuevas tecnologías y también con una planta de tratamiento de residuo urbano que abarata los costes de tratamiento. La tenemos montada en Touro (A Coruña) y es una planta piloto que acaba de recibir la licencia después de trabajar un año de forma experimental y lo que busca es reducir el coste de tratamiento y por lo tanto el coste de la basura al ciudadano. Aplicamos tecnología propia, concebida en Galicia y fabricada en Galicia. Llevamos un año con una licencia de I+D y ahora se trata de encontrar algún cliente que nos permita hacer una instalación de este tipo en una ciudad que tenga un mínimo de 70.000 habitantes.


Inició la actividad empresarial con 24 años. ¿Hay que forzar a los jóvenes hoy en día para inicien una actividad empresarial o hay que dejar que surja la necesidad?
Tenemos que insistir desde el punto de vista pedagógico porque está muy arraigado, por ejemplo, el que nuestras madres quieran seguridad para nosotros. Por lo tanto, funcionario. En Estados Unidos funciona justamente al revés. Ves que más preparada de la Universidad acaba trabajando por cuenta ajena y los menos listos, pero que se mueven más por motivaciones, como es mi caso, acaban montando empresas. Creo que es una cualidad que va dentro pero creo que debe haber un cambio de mentalidad en la sociedad, pero tiene que haber mucha crisis para que ese cambio se produzca.


¿Percibe esa misma inquietud en su entorno de familia o amigos?
En mi familia sí, porque mi padre es empresario, sin embargo mi madre ha sido funcionaria y siempre ha apostado por la seguridad. Esa dualidad la vemos todos los días. En cuanto a mis amigos, he visto muchos que han triunfado trabajando para otras empresas y que hoy les falta algo más y desean emprender, pero cuanto más tiempo pasa el riesgo es mayor. Yo empecé con 24 años, pero no es lo mismo a los 40 años porque ya lo ves todo de otra manera.

¿Hay mucho miedo a fracasar, incluso por el estigma social que eso provoca?
Es cierto, pero ahí no tengo una opinión formada porque el modelo americano dice que las sociedades de capital riesgo normalmente invierten en empresarios que se han dado el batacazo una vez. Leía hace poco el caso del chico que inventó la cámara Gopro, que se tomó un año sabático, y con lo que aprendió inició un camino sin cometer los mismos errores. El problema está en nuestro carácter latino y mucho empresario que se equivoca no ha sido honesto, ha sido un caradura o ha dejado cosas sin pagar. Si eso es así, la sociedad ve muy mal darte una segunda oportunidad.


¿Qué imagen trasciende de Ourense? ¿Se sorprenden de apuestas industriales?
En España, bien porque el gallego tiene fama de trabajador y es respetado. Si es el resto del mundo, depende de donde vayas. Si vas a Alemania te ven como nosotros vemos a los marroquíes, con perdón, te fías un poco menos de sus plazos de entrega, de su seriedad, de su capacidad de pago. Si vas a un país sudamericano te sientes un alemán y la calidad de tu producto está fuera de toda duda y eso es una ventaja brutal. El caso está en que el 80% del mundo nos ve más como alemanes que como marroquíes y eso es algo que tenemos que aprovechar.


¿Ve las cosas ahora mejor que hace un par de años?
Sí las veo mejor, pero no hay tranquilidad al cien por cien. Se tiene que estabilizar el crecimiento porque de nada vale que haya picos de sierra. Es más importante que la tendencia sea ascendente.

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