Los vecinos prefirieron mantener silencio, que sólo rompió una mujer que dijo estar "contenta con la detención
La detención de Sinaí Giménez atrajo hasta el tranquilo barrio de la parroquia de Amorín a numeroso medios de comunicación. Las televisiones enviaron sus unidades móviles, ofreciendo un pequeño espectáculo a los pocos vecinos que se atrevían a pasar por la zona. La mayoría de ellos, preferían pasar de largo sin hacer comentarios. Otros, se escudaban en no vivir allí y estar de paso aprovechando que no llovía para caminar para evitar hacer declaraciones a los numeroso medios apostados en el camino y en la rotonda que llevaba al lugar donde se encontraban las cuatro viviendas.
Sin embargo, una mujer no dudó en acercarse a los micrófonos y asegurar que estaba "muy contenta con esas detenciones". Arminda manifestó que "siempre crearon problemas", añadiendo que desde que se produjo la agresión al patriarca del clan, Olegario Giménez, por parte de un guardia civil y un agente forestal y ella hiciera unas declaraciones a una televisión, "cada vez que me ven me insultan, por lo que ya no les saludo". Añadiendo que "quieren mandar en todo y la gente no se lleva bien con ellos". Preguntada sobre si no tenía miedo a represalias por sus declaraciones, Arminda aseguró que "nunca tuve miedo. Eso es lo peor que puedes tener".
Mucho menos locuaces estuvieron en un bar cercano a las viviendas de los "morones", donde cada vez que entraba algún desconocido intentaban evitar hablar sobre el operativo que se estaba produciendo a escasos metros del establecimiento.
También llamaba la atención la escasa o nula actividad que se desarrollaba en las viviendas cercanas, de donde no salió ni entró nadie durante todo el tiempo que la Guardia Civil desarrolló la operación y mantuvo estacionados una treintena de vehículos, entre ellos los furgones con los detenidos. n
