Amenazó a quince empresas gallegas en nombre de la banda terrorista

El falso etarra alega que no estaba en sus cabales

El acusado, sentado ante el tribunal que lo está juzgando. (Foto: CABALAR)
La defensa de Manuel B.B., condenado a una pena de más de 26 años de prisión como autor de 15 delitos de amenazas, por enviar a otras tantas empresas de Galicia cartas en las que reclamaba dinero en nombre de ETA, reclamó ayer su absolución por la eximente de trastorno psiquiátrico. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) acogió ayer la vista de apelación presentada por Manuel B.B., a quien la Audiencia de A Coruña le impuso una condena de 1 año, 9 meses y 1 día de cárcel por cada uno de los quince delitos de 'amenazas condicionales' de los que estaba acusado.
El condenado, que reconoció los hechos durante el juicio y explicó que lo hizo abrumado por las deudas, envió el 8 de mayo de 2008 a través del correo postal cartas a la empresas gallegas Estación de servicio Manzaneda SA, Ermasa, Hipercor, Brea Hervés, Trigocar, Caeiro, Carrefour, Puerta del Camino, Hotel Monumento San Francisco, Alcampo, APV Motor, Talleres Auto Continental, Composmotor, Lácteos Río Xallas y Muebles Gran Vía.

En todas las misivas se dirigía a los directores de estas compañías 'dando a entender que lo hacía en nombre de la organización terrorista ETA', según sostuvo la Fiscalía durante el juicio, y les instaba a abonar un 'impuesto revolucionario'. Además, advertía a los empresarios de que si no se pagaban dichas cantidades, se iniciarían 'ataques' contra estas compañías, a su personal y clientes.

Varias semanas después, el 23 de mayo, remitió una segunda remesa de cartas dirigidas a las mismas empresas en las que ya concretaba que cada una debía abonar cantidades entre los 50.000 y los 100.000 euros y, posteriormente, entabló contacto telefónico con algunas de las compañías, que fue lo que finalmente propició su detención. Tras las denuncias presentadas por los extorsionados, el condenado fue detenido el 22 de julio de 2008 cuando llamaba a una de las empresas amenazadas desde un locutorio público de Santiago.

Tras su detención ingresó el prisión por orden del juez, aunque apenas pasó dos meses en la cárcel y quedó en libertad a la espera del juicio. El tribunal que condenó a Manuel B.B. consideró que las cartas que remitió a los empresarios eran 'objetivamente adecuadas' para intimidar a las personas a las que iban dirigidas.

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