La sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra celebró ayer, a puerta cerrada, el juicio contra José Luis S.S., un vecino de O Grove acusado de violar de manera continuada a su hija menor durante siete años. Un delito por el que el fiscal, David de la Fuente, pide una pena de quince años de prisión.
El tribunal decidió evitar la presencia de público y de medios de comunicación en la sala al tratarse de un delito contra el honor y, de esta forma, proteger la identidad de la joven, nacida en 1991, y que según la acusación, fue víctima de los abusos del padre legal, aunque no biológico, durante un período comprendido entre el año 2001 hasta 2008.
El Ministerio Público sostuvo que José Luis 'ejerció actos atentatorios de la libertad sexual de su hija legal de un modo continuado en el tiempo, prácticamente a diario' durante siete años, hasta que el 7 de febrero de 2008 consiguió escaparse del piso 'para refugiarse en casa de su madre'.
COTIDIANO Y HUMILLANTE
El representante de la Fiscalía señaló además al término del juicio que no había variado durante el desarrollo de la vista nada de su acusación. En esta, apuntaba a que, 'obrando con la finalidad de satisfacer su apetito sexual' y haciendo uso de su superioridad, el hombre 'comenzó a llevar a cabo de un modo cotidiano y particularmente humillante para la integridad moral de su hija' diferentes actividades de tipo sexual en las que empleaba 'en algunas ocasiones la violencia física y en otras la violencia psíquica, a través de amenazas'. Los hechos se iniciaron, según el fiscal, a raíz de la separación del matrimonio formado por el acusado y la madre de la niña, cuando el padre se hizo cargo como progenitor custodio de la menor y de sus dos hermanos.
El Ministerio Público sostuvo que José Luis 'ejerció actos atentatorios de la libertad sexual de su hija legal de un modo continuado en el tiempo, prácticamente a diario' durante siete años, hasta que el 7 de febrero de 2008 consiguió escaparse del piso 'para refugiarse en casa de su madre'.
COTIDIANO Y HUMILLANTE
El representante de la Fiscalía señaló además al término del juicio que no había variado durante el desarrollo de la vista nada de su acusación. En esta, apuntaba a que, 'obrando con la finalidad de satisfacer su apetito sexual' y haciendo uso de su superioridad, el hombre 'comenzó a llevar a cabo de un modo cotidiano y particularmente humillante para la integridad moral de su hija' diferentes actividades de tipo sexual en las que empleaba 'en algunas ocasiones la violencia física y en otras la violencia psíquica, a través de amenazas'. Los hechos se iniciaron, según el fiscal, a raíz de la separación del matrimonio formado por el acusado y la madre de la niña, cuando el padre se hizo cargo como progenitor custodio de la menor y de sus dos hermanos.
