El acusado reitera su ‘inocencia’ y pide a la Justicia que ‘no mire para otro lado’ por sus antecedentes ‘asquerosos’

El fiscal reclama la ‘máxima severidad’ para el 'violador del chándal' por ocho agresiones sexuales en A Coruña

El ministerio público exigió la ‘máxima severidad’ del Código Penal para Andrés Mayo Fernández, conocido como el 'violador del chándal', como presunto autor de cuatro violaciones sexuales consumadas y otras cuatro en grado de tentativa cometidas en A Coruña entre los años 2006 y 2007, durante la lectura de las conclusiones en el juicio que por estos hechos se celebró en la Audiencia Provincial.
Por su parte, el procesado defendió hoy de nuevo su ‘inocencia’, en la última sesión del juicio, y pidió a la Justicia que ‘no mire para otro lado’ por sus antecedentes ‘asquerosos’.

‘El derecho penal debe reaccionar ante estos hechos’, indicó en sus conclusiones el fiscal ministerio fiscal que, al igual que las dos acusaciones particulares, que representan a las ocho víctimas, pide para Andrés Mayo penas que suman casi 130 años de prisión, después de que hoy a los delitos de violación consumada y en grado de tentativa y otros de robo, por los que pedían unos 127 años, sumasen un delito contra la integridad moral, por el que piden 2 años de cárcel.

En concreto, se le imputa este delito por los insultos racistas a una de las víctimas, una mujer de origen sudamericano, que fue violada a principios agosto de 2007, días antes de la detención de Andrés Mayo.

También solicitaron el agravante de ‘reincidencia’ por la condena de más de 100 años de prisión que se impuso a Andrés Mayo en 1991 por 11 agresiones sexuales cometidas en León y Asturias De ellos, sólo cumplió 12 años por buen comportamiento y tras acogerse a un programa de reinserción. Además, reclaman indemnizaciones para las víctimas, que una de las abogadas de la acusación calificó de ‘irrisorias’ al aludir a las secuelas que padecen todas ellas.

Por su parte, el letrado de la defensa pidió la libre absolución al argumentar falta de pruebas para condenar a su cliente. En sus conclusiones, el abogado trasladó su ‘respeto’ por las víctimas ‘porque son delitos difíciles de defender’, pero argumentó que el procedimiento seguido en este caso, que calificó de ‘mediático’ por su repercusión en los medios de comunicación, ‘no tenido desde el principio en cuenta las garantías procesales’, indicó en referencia a su defendido.

SECUELAS DE LAS VICTIMAS

Antes de la lectura de las conclusiones, comparecieron en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña, que juzga este caso, las psicólogas que trataron y, en algunos casos, siguen tratando a algunas de las víctimas. A preguntas del fiscal y las abogadas de la acusación particular, explicaron que todas padecen ‘estrés postraumático’ en unos casos en grado agudo y en otros crónico.

En el caso de dos de las víctimas con las que, presuntamente, el procesado consumó la violación, la psicóloga señaló que, dos años después de los hechos, ‘presentan todavía secuelas, de las que algunas serán difíciles de superar’, indicó al aludir a la ‘pérdida de seguridad’, el ‘pesimismo sobre el futuro’ o ‘la incapacidad de sobreponerse a los imprevistos’. También indicó que no se atreven a salir solas de noche a la calle y que han tenido que rechazar ofertas de trabajo por las limitaciones, dijo, derivadas de sus secuelas.

También declaró el policía que cotejó las huellas que aparecieron en un portal del Barrio de las Flores, donde se cometió una de las agresiones en mayo de 2007. Este agente admitió que en las primeras pruebas que se hicieron, a través de la base de datos de la Policía Nacional en A Coruña y un programa informático, no se identificó estas huellas con las de Andrés Mayo. Asimismo, reconoció que no fue hasta agosto cuando la Policía Judicial les facilitó el nombre del acusado como sospechoso de los hechos y cotejaron de nuevo las huellas con las suyas cuando determinaron que existía una ‘perfecta correspondencia’.

Sobre los resultados de las pruebas practicadas a una de las víctimas tras la violación, el equipo que las realizó aseguró que el perfil genético examinado coincidía con el procesado, pero también con el dos por ciento de una muestra de forma aleatoria ‘entre una base de 55.000 individuos a nivel mundial’, señalaron al explicar este procedimiento.

No obstante, en sus conclusiones, el ministerio público consideró ‘con total seguridad’ que este perfil genético corresponde al acusado al incidir en que la coincidencia de este perfil con otros 1.000 individuos corresponde a una muestra ‘a nivel mundial’. Apeló también a las huellas identificadas en el portal del Barrio de las Flores, a la furgoneta de las mismas características y con un piloto de luz roto como la del acusado detectada en dos de los lugares donde se cometieron las agresiones y al mismo¿’modus operandi’ en todas las agresiones para considerar ‘probada’ la autoría.

‘Todas, salvo dos, eran mujeres muy jóvenes, nacidas en los años 80 y siempre fue el mismo modo de proceder, excepto en un caso, en un portal en el que las atacaba por detrás y les tapaba la cara’, indicó el fiscal al explicar cómo se producían las agresiones, un dato en el que también incidió una de las letradas de la acusación.

TESTIMONIO DE LAS MUJERES

Al igual que el fiscal y la otra abogada de la acusación, esta letrada calificó de ‘rotundo, verosímil y creíble’ el reconocimiento por parte de las víctimas del acusado, algo que puso en duda el abogado de la defensa, quien señaló que esta rueda de reconocimiento se ‘impugnó’ al entender que no cumplía los requisitos que se estipulan para estos casos.

Este letrado calificó también de ‘rocambolesca’ la actuación policial aludiendo, entre otras razones, al hecho de que las huellas dactilares se detectasen en mayo ‘y hasta agosto no se le hubiese detenido’, indicó al referirse a la detención de Andrés Mayo el 9 de agosto de 2007.

También el acusado en su alegato final argumentó que un policía le dijo, tras su primera condena, que le iba a ‘volver a meter preso’ y añadió que, tras su detención en A Coruña, otro agente le dijo ‘que no le hacía falta nada para meterme preso’, añadió. ‘Yo no he mentido’, reiteró en varias ocasiones ante el argumento mantenido por fiscal y acusaciones particulares sobre su actitud en los interrogatorios y en el juicio.

El ministerio público pidió al tribunal que se recoja en la sentencia que los beneficios penitenciarios de los que pudiera disfrutar el acusado en caso de ser condenado ‘se refieran a la totalidad de la pena y no al límite máximo de cumplimiento de la misma’ para evitar dijo, que se ‘presenten problemas en ejecución de la sentencia’, indicó en alusión al anterior fallo judicial por los delitos cometidos en León y Asturias, de los que Andrés Mayo cumplió sólo 12 de los más de 100 años a los que fue condenado.

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