La deuda impagada no ha dejado de aumentar desde que la crisis ahoga las economías domésticas

Morosos sin comerlo ni beberlo

Representante de una de la múltiples empresas que se dedican al cobro de morosos.
El pago realizado con una tarjeta de crédito, la financiación de un automóvil o cualquier otra operación aparentemente sencilla puede acabar con el consumidor registrado en un fichero de morosos. Los que entran en estas listas suelen tener más de una deuda sin atender, pero hay muchos otros que lo hacen sin ser conscientes de que deben dinero. La crisis ha inflado la lista de morosos y el saldo de impagados en Galicia se ha multiplicado por cuatro en el último año.
Javi sabía que la mudanza de su apartamento del centro de Santiago a un adosado de una urbanización periférica le iba a ocasionar algunas molestias, pero no se imaginaba que iba a acabar en una lista de morosos. ‘Y la culpa, como diría mi madre, la tiene Internet’, apunta con una sonrisa que trata de ocultar su cabreo. ‘El caso -explica- es que en el centro tenía contratados los servicios de R y en la nueva casa no había cobertura, por lo que tuve que cambiarme a Ya.com. La conexión funcionaba perfectamente y pagaba menos que antes; parecía la operación perfecta hasta que recibí una factura de Telefónica por la que se me cargaban en mi cuenta corriente una cantidad adicional. Tras una conversación infructuosa con la compañía, ordene al banco que devolviese los recibos porque yo no había contratado nada con esa empresa’.

Pasaron los meses y, aunque habían amenazado con cortarle el servicio, Javi no tuvo noticias de Telefónica. Hasta que, cuando fue a pedir un crédito para comprar una moto, descubrió que su nombre figuraba en un fichero de impagados. El acreedor puede incorporar al moroso en el registro en cuanto devuelve sin pagar un recibo, pero lo habitual es que deje transcurrir sesenta días para su inscripción voluntaria. Según los criterios del Banco de España, tienen que transcurrir tres meses para que una deuda se considere morosa; esa discrepancia en los plazos es la causa de que el saldo de deudores no coincida en los diferentes registros, que son consultados por los clientes empresariales antes de financiar adquisiciones.

La financiera del concesionario de motos al que había acudido Javi accedió al listado de Asnef-Equifax y frenó la operación. ‘Fue una situación desagradable y pasé mucha vergüenza cuando el comercial me informó de la situación, por lo que me dirigí a este fichero de morosos para pedir explicaciones. Me indicaron que mi inclusión en este listado de impagados se debía a la devolución de las facturas telefónicas -explica-. Aseguraron que me habían enviado una notificación comunicándome mi registro en las listas, pero yo nunca la recibí’.

Las asociaciones de consumidores recuerdan que la inclusión de datos de carácter personal en ficheros de impagados debe notificarse a los interesados en un plazo de treinta días. El afectado puede dirigirse al responsable del registro y solicitar datos o apreciaciones que hayan sido comunicadas durante los últimos seis meses, así como pedir la cancelación motivando esta petición.

Reclamaciones

‘Si en el plazo de diez días no recibe contestación o esta es insatisfactoria, puede reclamar ante la Agencia Española de Protección de Datos, acompañando la documentación acreditativa de haber solicitado la cancelación de datos’, apunta la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU). ‘Si la negativa a efectuar un pago exigido por alguna empresa o entidad conlleva su inclusión en un fichero de impagados tenga en cuenta las consecuencias que pueden derivarse: principalmente, la denegación de un crédito hipotecario para la compra de su vivienda’. En otras circunstancias, según la CECU, la inclusión en estos ficheros, aunque pueda haberse efectuado indebidamente (al no estar conforme el consumidor con el pago que se le reclama), no va a producir un daño irreparable o inmediato.

El consumidor siempre tiene derecho, en todo caso, a reclamarlos importes indebidamente cobrados. Las personas incluidas indebidamente en algún fichero de morosos pueden interponer una demanda civil para pedir una indemnización por daños y perjuicios. La primera puerta a la que llamar es, casi siempre, la de los colectivos defensores de consumidores, que ofrecen información y asesoramiento adicional antes de emprender la vía judicial.

Las empresas especializadas en el cobro de deudas han duplicado su actividad

La crisis ha puesto contra las cuerdas demasiadas economías domésticas y ha hecho aflorar por primera vez en muchas cuentas corrientes los números rojos. Pagar los plazos de artículos comprados con anterioridad o hacer frente a los créditos hipotecarios es matemáticamente imposible para cada vez más familias. Las declaraciones de insolvencia siguen subiendo y marcan máximos históricos, la banca y las grandes compañías dejan de cobrar más de treinta millones de euros mensuales, el saldo de impagados ha sufrido un incremento en Galicia de casi el 400% en los últimos doce meses.

Nueve de cada diez establecimientos comerciales que ofrecen facilidades de pago a sus clientes operan con financieras especializadas o tramitan los cobros a través de bancos y cajas de ahorros. El pago aplazado (con o sin intereses) ha aumentado un 30% en los últimos tres años y, según la Federación Gallega de comercio, esta opción se usa cada vez más para adquirir productos de menor precio.

Aunque la morosidad de los gallegos se redujo un 12% en julio y cada vez son menos las operaciones impagadas, el saldo en mora de los que están inclui dos en el fichero de morosos se incrementa por la acumulación de recibos impagados.

En caso de tener alguna deuda pendiente, es habitual que la entidad con la que se ha contraído traspase el asunto a empresas especializadas en el cobro. En algunos casos recurren a métodos agresivos y acosan al deudor con insistentes llamadas telefónicas o persecuciones acompañadas de disfraces ridículos. Cobradores de frac, gaiteros escoceses, toreros implacables, zorros justicieros y cazadores de morosos acosan a sus presas para que ajusten sus cuentas.

Unas treinta empresas especializadas en el cobro de deudas ofrecen sus servicios en Galicia. Mientras otros negocios tienen que echar el cierre por la crisis, estas compañías viven su mejor momento. ‘Hemos duplicado nuestra actividad en el último año, especialmente en ciudades como Vigo y A Coruña’, explican fuentes de El Cobrador del Frac. ‘La mayor parte de los casos que atendemos -añaden- están relacionados con el sector de la construcción. Al estallar la burbuja inmobiliaria han quedado al descubierto muchas de las miserias del sistema de subcontratas que domina este sector. Bastan tres mil euros de capital para constituir una sociedad limitada con activos millonarios que financian a crédito a los proveedores’.

Muchas de esas empresas desaparecen a la misma velocidad que se colapsan los juzgados de lo Mercantil. Para sortear el atasco judicial e intentar recuperar parte de lo impagado en el plazo más breve, los cobradores de morosos se convierten en una alternativa cada vez más recurrente.

Existe un plazo determinado para exigir legalmente el pago de la deuda (pueden prescribir a los cinco o quince años) y, para que se trate de una comunicación válida, la empresa de recobro debe reclamar el pago de forma fehaciente, con constancia expresa y por escrito. ‘No son medios fehacientes una carta por correo ordinario ni una llamada de teléfono, de modo que sería necesario recibir al menor una carta certificada para que conste que la han entregado al interesado’, advierte la CECU.



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