Yo tomé de primero, una empanada de bacalao con pasas y de segundo unas carrilleras de ternera. La empanada me pareció muy sabrosa, tanto la masa como el relleno. Es una empanada difícil de encontrar bien hecha porque elegir bien las pasas y un buen bacalao tiene su enjundia
Para quienes viajamos con frecuencia entre Vigo y Ourense, o Redondela, como es mi caso, A Cañiza suele ser ese punto intermedio en el que a veces agradeces encontrar un restaurante agradable en el que comer. A lo largo de estos años ya hemos visitado varios, casi todos.
Pero todavía quedaban algunos. Escogí éste por su nombre singular. Lo vi en las páginas amarillas. Está situado en la calle que discurre por debajo del Concello y de la plaza de Abastos. Tiene aspecto acogedor, de taberna antigua, si no fuera por la cantidad de expositores que dedica a la venta de productos tan dispares como vinos de La Rioja o jabones, mermeladas, embutidos... en fin que casi nos recuerda aquellas tiendas bar antiguas.
No sé si hay menú o no. La propietaria nos recibió con: “Hoy en casa tenemos de comer...” y recitó una variedad de primeros y de segundos. Suficiente como para poder elegir a satisfacción, más por la variedad que por el número.
Yo tomé de primero, una empanada de bacalao con pasas y de segundo unas carrilleras de ternera. La empanada me pareció muy sabrosa, tanto la masa como el relleno. Es una empanada difícil de encontrar bien hecha porque elegir bien las pasas y un buen bacalao tiene su enjundia.
Las carrilleras estaban tiernas y jugosas, con unas patatas fritas. En ambos casos, las raciones eran suficientes, incluso abundantes, como para no tomar postre, aunque había varias opciones, todas ellas caseras.
El precio, muy ajustado. Dos platos y bebida por menos de lo que suele salir un menú del día.
Me gustó descubrir el Fogar do Bárbaro y ese carácter casero tanto por las formas, comer lo que toca, como por la elaboración, también muy casera, de sus platos.
