La inteligencia artificial supera los límites de la comunicación

Las más prestigiosas universidades y compañías tecnológicas trabajan en ella.

El avance de la inteligencia artificial ha llegado a dotar a las máquinas de cualidades propias del ser humano, como la intuición y la improvisación, y ha logrado que superen al hombre en tareas concretas, pero la probabilidad de que tengan consciencia de sí mismas es una quimera.
“No entendemos muy bien cómo funciona la consciencia, apenas sabemos nada de ese proceso humano. Probablemente nunca seamos capaces de construir máquinas que tengan consciencia de sí mismas”, explica el neurocientífico Greg Corrado, impulsor de Google Brain, el proyecto de inteligencia artificial de Google.

Tras sesenta años de investigación y una década de grandes avances en inteligencia artificial, “ya hay computadoras capaces de entender cosas muy básicas del mundo y de la comunicación humana”, máquinas que realizan tareas con precisión y eficacia. Las más prestigiosas universidades y compañías tecnológicas trabajan en ella.

Su impacto, según los expertos, va a ser tan revolucionario como el de internet. Sin embargo, aunque estas máquinas capaces de aprender por sí solas empiezan a mostrar rasgos propios de la inteligencia humana, están a años luz de poseer cualidades tan inherentes y determinantes del hombre como el sentido común, la consciencia o las capacidades social y creativa.

Sistemas que ya escriben poemas inéditos a partir de su conocimiento de los clásicos de la literatura universal, que ganan al juego “go” al campeón del mundo, que pueden entender el lenguaje natural o detectar qué tipo de objetos aparecen en una fotografía. En tareas muy concretas, son mejores que el ser humano.

El investigador de Google destaca los avances cosechados en el “deep learning“, esto es, sistemas que aprenden por sí mismos a partir del ejemplo y son capaces de lograr la consecución de una tarea.

Los sistemas computacionales de percepción -capaces de “ver”, “escuchar” y “entender” el mundo físico- experimentan grandes logros.
“Es la primera ciencia que ha sido capaz de crear máquinas que son, en cierta medida, intuitivas”, confirma Corrado. Son capaces de detectar patrones sin disponer de toda la información necesaria. 

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