Las laderas artificiales y naturales de Trevinca

Un lugar único en el que vale la pena pararse a disfrutar de sus paisajes, naturaleza y amplias vistas

Las Trevincas en este paisaje de una de sus sierras convergentes, en este caso la de o Eixe, se nos ofrecen con estos grandiosos panoramas en la ruta desde la ermita de San Xil Novo, que el Vello en la opuesta ladera, vertiente oeste, atravesando unas grandiosas canteras de pizarra para dar en el afamado Teixedal de Casaio. Algún tejo se desparrama por esta garganta donde el rio Valborrás va a tributar sus aguas más abajo, cerca del barrio de Romiña, al rio Casaio que a su vez en Sobradelo se las brinda al Sil.

Tierras de minería pizarrosa a cielo abierto y donde verás laderas terraplenadas de escombros de tal magnitud que han creado verdaderas montañas, como es el caso, entre otras, de ésta a la derecha donde aun se conservan esos colmenares amurados, esas llamadas albarizas, para proteger las colmenas del oso cuando por allá vagaba, que ahora ni oso, ni abejas, aunque el primero empieza a merodear, sobre todo ejemplares inmaduros, desde sus caladeros de Asturias. Más arriba donde la vista ya no alcanza se asentaban las minas de Valborrás conocidas como minas de los Alemanes o del Alemán que fueron explotadas, precisamente para abastecer la bélica maquinaria de las tropas nazis, sobre todo durante la II Guerra Mundial, pues el mineral, fundamental para forjar cañones evitaba por la aleación con el hierro que se calentasen en cada disparo. Al fondo, el diseminado lugar de Casaio, que cual apéndice tiene más abajo a Romiña o barrio de Romiña con artificiales laderas de escombreras menos el costado norte.

Ahora anda la confederación Hidrográfica Miño-Sil tratando de que vuelvan a su pristino estado tantas escombreras, lo que se antoja como un imposible con desembolsos que los pizarreros dicen inasumibles. Esto se halla como sub sudice, como quien dice…pero mientras, que las explotaciones de pizarra no desfiguren tantos cauces, si alguno queda por salvar.

La zona es una tierra de minería pizarrosa a cielo abierto

Los panoramas serranos adquieren allá la grandiosidad de una gran cordillera deshabitada y nunca penetrada salvo por la carretera que pasa desde Sobradelo por Casaio, Fonte da Cova, baja a La Baña y discurre sinuosa por entre los rápidos del rio Cabrera por cuyos altos el gran canal de entre los muchos que nutrían la áurea minería de Las Médulas, el más largo, 140 km. cuando el canal va por arriba conservando el nivel para desaguar en la presa en el frente superior de la minas. El rio Cabrera, por abajo, hasta la dicha Puente de Domingo Flórez donde se rinde al Sil. Si caminases, imposible, por esta garganta de las laderas del Couto I y su opuesta, te encontrarías con una variedad de árboles entre los que álamos, abedules, algún tejo suelto, sauces, servales, que por otoño se pueden vestir de estos colores en laderas donde predomina el brezo, y el carqueixo, menos, y las retamas, un poco más.

Emprenderla por acá significa impregnarse de naturaleza y traspasando el alto do Seixo, el Couto I y el II, lo que significa sumergirse en toda la grandiosidad de las Trevincas con su cerrados y encajonados valles de O Teixedal y el Hoyo Castaño, que acaso llamarse debería Foxo do Castiñeiro, un regalo para el espíritu de más que algún esfuerzo y muy compensatorio.

Minería de wolframio, de hierro en las laderas de acceso al Hoyo Castaño, donde todavía pueden verse las cuevas excavadas, refugios de las guerrillas antifranquistas que solo pudieron ser desbaratadas por traiciones o por falta de futuro, regatos rugientes que se forman en el Hoyo Castaño y O Teixedal, éste llamado regato do Penedo por nacer en lagunallo próximo dicho do Penedo, a la sombra de la Trevinca Norte, para formar el rio San Xil y más abajo el Casaio al que tributo rinde con el de Valborrás.

Un lugar para perderse, que aunque imposible parezca, sucede que sí, que suelen perderse montañeros o los que por tales se tienen.

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