La cinta que inicia el Dark Universe de Universal está hecha para el lucimiento de Tom Cruise
“La momia” supone el regreso a la gran pantalla de Tom Cruise que de un tiempo a esta parte va dejando jirones de su prestigio en producciones dudosas en cuanto a calidad e incluso, no todas, en cuanto a la taquilla, un factor que antes se solía dar por exitoso cuando contabas con Cruise en el reparto.
La película pretendía abrir la serie de películas de Universal bajo la categoría de Dark Universe y el resultado no puede ser más decepcionante. Y es que el filme de Tom Cruise se encuentra a medio camino entre la vida y la muerte. La tónica es la de encontrarnos con un alarde de derroche económico y situaciones absolutamente vacías que se convierten en un peaje pesado a pagar. El filme de Alex Kurtzman carece de esa adrenalina necesaria y sostenida que caracteriza al buen cine de aventuras.
Cuando pensamos en “La momia” nos vienen a la mente las dos cintas protagonizadas por Brendan Frasier y Rachel Weizs que sabían combinar con eficiencia el humor, la aventura, el amor y los monstruos.
Aquí, el relato es confuso y las situaciones se suceden entre medio de explicaciones y la presentación de personajes con poco peso.
La película parece concebida para el lucimiento de Cruise, y aquí enlazamos con lo dicho en el primer párrafo. El actor americano ya no es el gancho para la taquilla que era en otro tiempo y el espectador espera un producto de un mínimo de calidad y no sólo un personaje unidimensional. Todo transcurre con la sensación de lo ya visto mil veces.
El cine de monstruos tuvo un boom espectacular en los años 30 dando al séptimo arte peliculas inolvidables. El intento de resucitar esos filmes es loable, sin embargo, la diferencia estriba en que aquel tiempo los productores eran hombres de cine y ahora solo son empresarios que buscan hacer dinero.
